miércoles, 31 de octubre de 2012

Vladímir Dmítrievich Nabókov.




La Reina detrás. 



La hermosura cautiva no sólo por su perfección, sino porque puede ser destruida.


Vladímir Dmítrievich Nabókov alias "Sirin" es: un poeta,  novelista,  pintor, un profesor,  crítico,  traductor, dramaturgo y un lepidopterólogo, que nació en Rusia dentro de una familia aristocrática y acaudalada de San Petersburgo, en su hogar se hablaba en tres idiomas; el ruso, el inglés y el francés, lenguas que Nabókov aprendió desde muy pequeño, gracias las enseñanzas de sus institutrices, una de ellas: Miss Rachel Home, quien le enseñó primero el idioma inglés, antes que el ruso.

Su padre fue Vladimir Dmitrievich Nabokov, jurista y estadista, hijo de un ministro de Justicia bajo los zares y de la baronesa María Bon Korff. Los antepasados del escritor por parte de madre pertenecían a la aristocracia terrateniente de la provincia de Kazan y poseían minas de oro en el lado siberiano de los Urales.

Para darnos una idea de la inmensa fortuna de esta familia baste saber que la casa de campo de la familia Vyra, en la provincia de San Petersburgo, era atendida por un ejército de más de 50 criados. La educación de los niños Nabókov corrió a cargo de institutrices inglesas y francesas, que fueron sustituidas más tarde por preceptores rusos y alemanes. Para ir al colegio, Vladimir subía a su Rolls-Royce, conducido por su chofer.

Nabokov tenía 17 años cuando su tío Ruka le heredó dos millones de dólares. Y al término de dos años, cuando cumplió 19 años, los perdió para siempre.

La historia de Vladimir, es la de una pérdida total y terrible, de todo lo que alguna vez amó, sin más explicación que la del cambio político y social. En 1919, la familia debió escapar de Rusia a causa de la revolución, dejando atrás todo, riquezas, lujos, comodidades, lugares entrañables y amores imposibles.

Ya en Inglaterra Nabokov se graduó en la Universidad de Cambridge con la máxima calificación. Bajo el seudónimo de Vladimir Sirin comenzó a escribir para los diarios de los emigrantes rusos en Berlín, donde vivió de 1923 a 1937. Se convirtió en un fumador compulsivo, que redactaba textos a destajo.

La vida de Nabokov es la del exilio, en la que reverberan las grandes conmociones políticas del siglo pasado. El padre del novelista, abandonó Rusia con su familia ante el avance bolchevique. Se establecieron primero en Inglaterra donde se doctoro en lenguas y más tarde fijaron su residencia en Berlín, debido a lo caro de la vida en Alemania.

 En esta ciudad su padre fue asesinado en un mitin político por una bala que estaba dirigida a su amigo Pavel Miliukov. Fue en este lugar donde Vladímir Nabokov se enamoró perdidamente de Svetlana Romanovna Sievertuna de 16 años una de las mayores bellezas de la colonia rusa en Berlín, a quien le escribió poemas. Después de su rompimiento con esta, contrajo matrimonio con Vera Slonim Evseena de origen judío. En Berlín fue que nació su único hijo Dimitri.

La estancia en Alemania se prolongaría hasta 1937, fecha en la que huyeron de las leyes antisemitas del régimen hitleriano. Vladímir, Vera y su hijo Dimitri se refugiaron en París hasta que en 1940. Tuvieron que volver a huir del régimen nazi. Dejando atrás a su hermano, que después fue apresado y murió de hambre  en un campo de concentración. 

Hoy el escritor vive en los Estados Unidos. En Alemania escribió en ruso. En París lo hizo en francés  Hoy escribe en ingles. Vlaldimir me dice: “ La nostalgia que he estado acariciando durante todos estos años no es el dolor por las propiedades o el dinero perdido, al dejar Rusia, sino la conciencia de aquella infancia perdida”. Azul sangre de nostalgia.

 Vlladimir desde niño es un coleccionista de mariposas.  Atrapar mariposas lo aprendió de su padre y sus recuerdos en vuelo, se remontan a los bosques de oscuros abetos, de abedules y de turberas.

 Nabokov considera el lenguaje como un juego, la disposición de discurso es para él, como la composición de un problema de ajedrez o el cuidado en el montaje de un espécimen de mariposa.

Este Aristócrata ruso, es un gran aficionado al ajedrez y conocido por su aguda imaginación al componer problemas de ajedrez, con sus soluciones. El ajedrez aún lo juega con su esposa. Ha ideado decenas de estudios, varios de ellos premiados en concursos y ha escrito un libro de poemas y de problemas de ajedrez.

 Me cuenta que en los días de exilio para ganarse la vida, trabajo de extra de cine, dio clases de tenis, boxeo, inglés y francés. Que recibía un pequeño honorario por la elaboración de sus problemas de ajedrez.

Se cuenta una vez venció el futuro campeón mundial Alekhine. Sobre los problemas de ajedrez que compone, menciona: "Personalmente, estoy fascinado por los problemas que son espejismos e ilusiones llevados a una sutileza diabólica"

En este escritor, destaca su anti darwinismo: "La gloria de Dios está en esconder algo en la naturaleza presupone una intencionalidad en el cosmos: interpreta la mente no como efecto de la complejidad sino como reflejo de una mentalidad inicial del hombre, en descubrirlo". y su  anti freudismo: "Como es bien sabido mis libros no sólo cuentan con la bendición de una ausencia absoluta de significación social, sino que además están hechos a prueba de mitos: los freudianos revolotean en torno a ellos, se acercan con oviductos ardientes, se detienen, husmean y retroceden” “No me interesa ese señor. Que los crédulos y los mediocres sigan creyendo que todas las enfermedades mentales pueden curarse mediante una aplicación diaria de viejos mitos griegos en sus partes privadas”  Odia entre otros autores a Dostoievski .

A lo largo de su vida ha tenido varios amores, algunos idílicos, como los de su infancia. A los cinco años conoció a Colette, en la playa de Biarritz, en el sur de Francia, y la recuerda con "sedosos rizos en espiral de color marrón que colgaba de de su gorra de marinero, y que al recoger estrellas de mar, ella se inclino y su rizos le hicieron cosquillas en la oreja; fue entonces que ella de pronto me dio un beso en la mejilla, que me lleno de emoción indescriptible.

También en esa misma playa dos años después vio a Zina, de la cual se apasiono. Cerca de cumplir los 16 años, conoce a Valentina Shulgina “Tamara” con quien tuvo amoríos furtivos, y a quien le dedico sus poemas.

Al zarpar el barco “Esperanza”, durante la travesía conoció a una poeta y con ella tiene un romance. Después en Grecia se relaciona con otra pasajera de nombre Hope Gorodkovskaya.

 En Inglaterra, tiene amoríos con una camarera atractiva Elizabeth, a continuación con una bailarina Marina Schreiber con quien se comprometió y después rompió. Tuvo varios amoríos con las bellezas locales; con la hija de un tendero: Miriam, con una viuda.
Su suerte en el amor es tal, que se encuentra, a un rostro femenino, que le es muy grato, el de Marianne Schreiber, a la que adoraba, cuando él tenía 9 años. Charlaron de los viejos tiempos. Ella le contó que estudiaba ballet. Una cosa llevo a la otra, y pronto se convirtieron en amantes. Un romance corto. 

Una novia más lo fue  Ellendeya Proffer que relató su primer encuentro con Nabokov, ella habló de la maravillosa sonrisa del escritor. Yo esperaba ver una especie de escritor neurótico,  torturado, encerrado en su escritura y no fue así me encontré con un joven atractivo, atlético Y encantador. 

A su lista de mujeres, cerca de 30, se debe agregar a Roma Klyachkin, una judía, bonita, rubia, con la que Nabokov  comenzó un breve romance y a Svetlana Romanovna Sievert una joven de 16 años, una de las mayores bellezas de la colonia rusa en Berlín, una chica alta, con grandes ojos negros, pelo oscuro, piel dorada llena de alegría y calidez, a quien también le dedico y le escribió poemas.

Svetlana le llamaba tigre a Vladimir, por su energía sexual, ella le tenía un poco de miedo, Vladimir era un hombre ardiente, que la ponía nerviosa y le intimidaba su charla ebrio de pasión.

El poeta le propuso matrimonio en el acuario de Berlín.  Svetlana, solo acepto casarse con Nabokov, después del asesinato del padre de Vladimir, por un sentimiento de ternura y de compasión ante la desolación del joven poeta. Ella menciono que nunca lo había visto tan triste.

Poco tiempo Svetlana rompió su compromiso con Nabokov. Al novelista le significo un duro golpe ser abandonado por la mujer que amaba. Algunas versiones aseguraba que el rompimiento se dio cuando él le pidió a la joven un "extraño tipo de beso" otras versiones aseguran que los padres de ella se opusieron finalmente al matrimonio, al no tener él, un empleo estable.

El aristócrata les había dicho a sus amigos que nunca podría perdonar Svetlana, pero que ella tendría que escuchar las cosas tiernas que tenía que decirle y le escribió una carta.

Paso meses componiendo versos abatido, convencido de que su vida había terminado. Viajo a muchas ciudades, sin poder olvidarla Todo se lo recordaba: Dresden, Estrasburgo, Lyon y Niza. Planeaba continuar hacia el norte de África, o encontrar algún lugar en el planeta, donde ni ella, ni a su sombra las volviera a ver. Cuando encuentre ese lugar, entonces voy a establecerse ahí, para siempre, le escribe a la amada. Al parecer la idea de ir al África,  fue porque alguien le ofreció un empleo de fogonero, en un barco con destino a ese continente. ¿De haberse embarcado se hubiese convertido en un Jack London?

Pero Vladimir tenía dos velas encendidas, mientras le escribía a Svetlana, también le enviaba una misiva a Vera con quien después se casaría, narrándole: "Te necesito, mi cuento de hadas. Porque tú eres la única persona con quien puedo sobre el matiz de una nube, sobre el canto de un pensamiento, y sobre el hecho de que cuando me fui a trabajar, hoy  pensé en el girasol que es tu cara y tu sonrisa" 

África había quedado atrás. Al tiempo el escritor dijo que el abandono de Svetlana sucedió, solo para poder conocer a Vera .

Vera Slonim es delgada, de huesos muy finos tiene una tez transparente y un porte de reina y ojos azules. Ella permanece callada durante la entrevista a Vlaldimir.

 Con ella, Vladimir recorría las calles hasta el amanecer. La pareja entre besos se aferraba, como si fuera como una estatua de Rodín en aquel frió de Berlín.  Nabokov jura, que amaba como nunca antes; con una ternura infinita, que lamentaba cada minuto del pasado que no había compartido con Vera.

En voz alta lee el texto de una de las tantas carta escritas a Vera: "¿Alguna vez has pensado en lo extraño, lo fácil que nuestras vidas se juntaron?  Hay en tu alma un punto preparado para cada uno de mis pensamientos" Vera y él se convirtieron en amantes muy rápido, para cualquier persona que no los conociera, ella podría haber pasado por una chica fácil y él un seductor vulgar.

Fue con Vera, con quien se caso, la que curo los males de amor de Vlaldimir. Ella es quien le disuade de seguir escribiendo poesía y le aconseja escribir prosa. Ella es su musa, quien le contesta el teléfono, le encuentra los objetos extraviados, quien conduce el automóvil, en fin quien hace toda clase de menesteres: lectora, secretaria, mecanógrafa, editora, correctora, traductora, bibliógrafa, su agente literario, que también le ayuda en la investigación y juega ajedrez con él, para que su esposo exista solo a través del arte.

La personalidad  seductora de Vladimir, su amabilidad, su coquetería y su temperamento sexual, lo condujeron a reiniciar un viejo romance - de sus tiempos de estudiante en Inglaterra- con la poeta rusa Irina Guadagnini
" Eva Lyubrzhinskuyu" una mujer divorciada, rubia, atractiva, coqueta, una mujer juguetona e irónica, Pronto comenzaron a aparecer juntos en los cafés y cines. La familia de Irina pertenecían a la misma comunidad de Nabokov. 

Ya casado con Vera, retoma la aventura. Los disgustos y discusiones con Vera fueron muy frecuentes. Incluso ella lo amenazo, con no dejarle ver más a su hijo Dimitri. Vladimir vivió un tórrido romance, una pasión desmedida con Irina. Esta le escribí una carta donde le conmina a que dejaran todo y se fuesen a vivir, a cualquier país, lejos de Vera. 

Nabokov finalmente decidió volver al lado de Vera y renunciar a su amante. Después de su abandono Irina se refugió en pensamientos suicidas, sufriendo por la ausencia de Vladimir. Después ella escribió un libro, una historia escandalosamente sincera "Túnel" sobre su relación con Nabokov y sus apasionadas reuniones en Cannes.

Vera Slonim en su temprana juventud participo en un complot para matar a Trotsky, el mismo revolucionario, al mando del ejército rojo, que elogio al padre de Vladimir; distinguido hombre de Estado de ideas liberales.  

Algo curioso en Vera, es que no le agrada la novela Tom Sawyer porque a su parecer es "un libro indecente". Detesta a los mismos, autores que aborrece su marido.

Hace dos años Vladoviase convirtió en ciudadano naturalizado de los Estados Unidos. Él y su esposa Vera viven en Wellesley. Él da conferencias y cursos de lengua y literatura rusa. Mis clases no son muy populares, me confiesa Nabokov y agrega: debido a mi estilo de enseñanza y  al poco interés que demuestro por la guerra, y por las cuestiones vinculadas con Rusia.

Sobre la mesa, se encuentra una carta de su hermana Elena, sin abrir, en respuesta, a la misiva de Vladimir, cuyo mensaje fue: Qué alegría que tú estás bien, viva y con buen ánimo”, ¡Pobre, pobre Seryozha!”  (recordando el infortunado destino de Sergei,  hermano de ambos) El escritor no quiere comentar por qué no ha abierto aún el sobre.

Vera brinda y dice "Happy Christmas" Vladimir está contento porque el próximo año 1947, se publicara su primera novela en ingles "Barra siniestra" y feliz dice: ( -pronuncia palabras en ruso- que supongo son: ¡Felices Fiestas! ) También me uno al brindis: ¡Chin chin el que deje algo! Vladimir muere de la risa, cuando le explico el significado del brindis.
 

Es grata su jovialidad que ha innovado la escritura, con sus dobles sentidos, sus hábiles referencias crípticas, sus trampas literarias y sus guiños a los eruditos. La construcción inteligente de sus historias, su juego de espejos.

 Le sugiero a Volodia que la entrevista la mezclemos con preguntas sobre literatura, personales y de ajedrez, a semejanza de su libro "Poemas y Ajedrez". Serio me manifiesta: pero le aclaro, que yo odio a Freud. Los dos reímos e inicio las preguntas.

¿Cuál es la pronunciación correcta de su apellido?

El novelista aclara antes: 
Hablo con torpeza, hablo muy mal, hablo pésimamente mal. Mis conferencias, difiere de mi prosa escrita tanto como un gusano difiere de un insecto hecho, pienso como un genio, escribo como un autor de prestigio y hablo como un idiota

Vladimir responde:
Digamos que en ruso hay muchos nombres que a primera vista parecen sencillos, pero cuya ortografía y pronunciación le tienden extrañas trampas al forastero. Le llevó dos siglos al apellido Suvarov deshacerse de la descabellada "a" intermedia: debe de ser Suvorov.

Los cazadores de autógrafos norteamericanos que profesan conocer todos mis libros —aunque con gran prudencia evitan mencionar sus títulos— hacen toda clase de trucos con las vocales de mi apellido, tantos como lo permiten las variantes matemáticas.

 Me conmueve en especial "Nabakav" por las letras a. Los problemas de pronunciación caen dentro de un patrón menos errático. En los campos de juego de Cambridge, mi equipo de futbol  ( fungia como portero) me llamaba "Nabkov", o me decían "Macnab" de broma.

Los neoyorquinos tienden a convertir la o en ah y pronuncian mi apellido "Nabarkov". La aberración "Nábokov" es la favorita de los empleados del servicio postal. Pero me llevaría demasiado tiempo explicarles cómo pronunciarlo, así que me he conformado con un eufónico "Nabókov", con el acento en la vocal intermedia. ¿Quiere intentarlo?

Que significa su alias Sirin, con el que firma sus libros. 

La leyenda de Sirin podría haber sido introducido en Rusia por los persas, es el popular nombre de un búho, terror de los roedores de la tundra. Sirin es una mitológica criatura con la cabeza y el pecho de una mujer hermosa y el cuerpo de un ave. En la mitología es un ave multicolor, con la cara de una mujer y busto, sin duda idéntico a la "sirena", una deidad griega.

Su infancia.

-Yo tuve  probablemente la infancia más feliz que se pueda imaginar.


Ajedrez.

-El ajedrez lo aprendí de mi padre, como me enseño a cazar mariposas. Yo era un jugador de ajedrez bastante bueno. No un "gran maestro. Pero era un buen jugador de círculo, capaz de tender una trampa a un campeón aturdido.

Lo que siempre me ha gustado en el ajedrez son las trampas, los trucos ocultos. Por eso abandoné las partidas y me dediqué a la composición de problemas. No dudo que hay un vínculo íntimo entre algunos espejismos de mi prosa y el tejido brillante y oscuro a un tiempo de los problemas de ajedrez, enigmas mágicos, cada uno de los cuales es fruto de mil y una noches de insomnio. Me gusta componer los problemas llamados "suicidas" en los que las blancas obligan a las negras a ganar.



¿Qué recuerdos tiene de su huida de Rusia? 

-Recuerdo las reverberaciones del mar de la bahía de Sebastopol, bajo el furioso fuego de las ametralladoras que disparaban desde la playa, las tropas bolcheviques acababan de tomar el puerto, mi familia y yo zarpamos rumbo a Constantinopla Recuerdo un pequeño y espantoso barco griego, el Nadezhda (Esperanza). Recuerdo que mientras zigzagueábamos hacia el abra de la bahía, intenté concentrarme en una partida de ajedrez con mi padre —uno de los alfiles había perdido su cabeza, y una ficha de las que se usan para hacer apuestas en el póker ocupaba el lugar de una torre.

La conciencia de que me iba de Rusia quedó absolutamente eclipsada por la dolorosa idea de que, con rojos o sin ellos, las cartas de mi amada Tamara seguirían llegando, milagrosa e inútilmente, al sur de Crimea, en donde buscarían que yo las recibiera, un fugitivo receptor, y aletearían sin fuerza de un lado para otro como aturdidas mariposas.

"Tamara"

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Cuando conocí a Tamara ella tenía quince años, y,  yo uno más. Durante el comienzo de ese verano y a todo lo largo del anterior, el nombre de Tamara había estado aflorando, con esa fingida ingenuidad que suele adoptar el destino, cuando va en serio, aquí y allá en nuestra finca y en las tierras que mi tío poseía, al otro lado del Oredezh.

Lo encontraba escrito con un palo en la arena rojiza de alguna de las avenidas del parque, o a lápiz en un enjalbegado portillo, o recién grabado a navaja en la madera de algún viejo banco, como si la Madre Naturaleza me estuviese dando misteriosos avisos de la existencia de Tamara. 

Aquella silenciosa tarde de julio en la que la encontré completamente quieta en una arboleda de abedules, pareció que Tamara hubiese surgido allí por generación espontánea, entre aquellos árboles vigilantes, con la silenciosa cabalidad de una manifestación mitológica. Estaba de espaldas a la luz y se la veía toda negra, como una talla de madera oscura. Tan solo se distinguía el blanco de los ojos, que formaban dos almendras plateadas, mientras que las pupilas eran negras. Una gota de tártaro o sangre circasiana podría haber influido en la ligera inclinación de sus ojos oscuros Recuerdo el intenso color sus mejillas, y la delicada curva de una de las aletas de su nariz, estremeciéndose delicadamente al compás de su risa.

Llevé a mi adorable niña a todos aquellos rincones secretos de los bosques en donde había soñado despierto, antes de saber de ella, de que la encontraría. Hubo cierto pinar en donde todo encajó en su sitio, aparté el tejido de fantasía, y saboreé la realidad.

Muchas veces caminamos balanceando nuestras manos entrelazadas, a la manera campesina. Le di unas dalias que cogí a la orilla del paseo engravillado, En los atardeceres oscuros y lluviosos yo acostumbraba a cargar el faro de mi bicicleta con mágicos pedazos de carburo cálcico, encendía una cerilla a cubierto del viento racheado y, tras aprisionar una llama blanca en el cristal, pedaleaba cautelosamente en dirección a las tinieblas. 

El círculo de luz que proyectaba mi faro captaba el húmedo y suave lomo del camino, mi lívida luz mariposeaba de un extremo a otro de los seis pilares blancos del pórtico de la parte trasera de la muda y ruinosa casa solariega de mi tío, tan muda y ruinosa como debe de encontrarse hoy en día, medio siglo después. Allí, en una esquina de esos soportales, en el mismo lugar desde donde había ido siguiendo el zigzagueo de mi luz ascendente, Tamara me esperaba, asomada a la ancha balaustrada y apoyada de espaldas en una de las columnas.

Yo apagaba el faro y me acercaba tanteando hacia ella. Aquí siente uno el impulso de hablar con más elocuencia, de estas cosas y de otras muchas que siempre confiamos en que sobrevivan a su cautividad en el zoo de las palabras, pero los antiguos tilos que se amontonan junto a la casa ahogan con sus crujidos y rumores en la agitada noche el monólogo de Mnemosina. Luego cedían sus gemidos.

La lluvia goteaba a un lado del porche. A veces, algún rumor, como que se turbara el ritmo de la llovizna sobre las hojas, hacía que Tamara volviese la cabeza hacia una pisada imaginaria, y entonces, en la leve luminosidad  - que se eleva ahora en mi memoria pese a toda esa lluvia- del momento, lograba distinguir el perfil de su rostro; pero no había nada ni nadie que temer, y enseguida soltaba suavemente el aliento que había contenido durante un instante, y sus ojos volvían a cerrarse.



¿Tamara fue en realidad Valentina Shulgina a quien usted dedico sesenta y ocho poemas?

-
Si, poemas muy malos, con un lenguaje trillado, plagado de lugares comunes. En ese entonces tenía quince años, los lirios estaban en flor; había leído a Pushkin y a Keats; estaba locamente enamorado.

Hubo meses que a Tamara no la vi, por su trabajo y porque me encontraba totalmente entregado al tipo de variadas experiencias que en mi opinión debía buscar todo elegante littérateur. Había comenzado ya una extravagante fase de sentimiento y sensualidad que duraría diez años aproximadamente.
Cuando la contemplo desde la torre que ahora ocupo me veo a mí mismo como cien diferentes jóvenes a la vez, todos ellos en pos de una muchacha, en una serie de simultáneos amoríos a veces encantadores, otros sórdidos, que iban desde aventuras de una noche, hasta prolongados compromisos y simulaciones, con resultados artísticos muy escasos. 

Esa experiencia, así como las sombras de todas aquellas encantadoras damas, no sólo me resultan inútiles cuando reconstruyo mi pasado. Por más que me ajuste los lentes de la memoria, no consigo recordar cómo nos separamos Tamara y yo. Existe posiblemente otro motivo, para este desdibujamiento: ya nos habíamos separado antes demasiadas veces.


Mate en dos jugadas.

-A lo largo de mis veinte años de exilio dediqué una prodigiosa cantidad de tiempo a la composición de problemas de ajedrez. Se fija en el tablero cierta disposición, y el problema a resolver consiste en averiguar cómo hacerles mate a las negras en un número determinado de movimientos, por lo general dos o tres.

 Es un arte bello, complejo y estéril que sólo está relacionado con la forma corriente de este juego en la misma medida en que, por ejemplo, tanto el malabarista que inventa un nuevo número como el tenista que gana un torneo sacan provecho de las propiedades de las esferas.

 La mayor parte de los jugadores de ajedrez, de hecho, tanto maestros como aficionados, sólo sienten un leve interés por estos acertijos especializados, fantásticos y elegantes, y aun en el caso de que apreciasen algún problema difícil se quedarían perplejos si alguien les invitara a que ellos mismos compusieran otro.

La invención de estas composiciones ajedrecísticas requiere una inspiración de tipo casi musical, casi poética, o, para ser absolutamente exacto, poético-matemática.


Odrezh.

-Un bello afluente al que jamás volví, tan cerca de mi casa de verano.
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¿Como se origino su pasión por las mariposas?

-El acontecimiento originario fue bastante trivial. En luna madreselva que colgaba sobre el respaldo tallado de un banco, que se encontraba justo enfrente de la entrada principal, vislumbre, una espléndida criatura de color amarillo pálido con manchas negras, almenados azules, y un ojo cinabrio en cada una de sus negras colas orladas de amarillo.

Mientras exploraba la flor inclinada de la que pendía, levemente doblado, su empolvado cuerpo, sacudía incansablemente sus grandes alas, y mi deseo de conseguirla fue uno de los más intensos que haya experimentado finalmente el conserje de nuestra casa de la ciudad, consiguió atraparla con mi gorra, tras lo cual la llevamos, a un armario, en donde Mademoiselle confiaba que la naftalina casera la matara en una noche. 

A la mañana siguiente, sin embargo, cuando ella misma abrió el armario para sacar alguna prenda, la mariposa, voló hacia la abierta ventana, para no ser al poco rato más que un punto dorado que se abatía y fintaba y planeaba hacia levante, por encima de los bosques y la tundra.

Yo contaba con 8 años de edad, cuando mi padre fue encarcelado por las autoridades rusas, a causa de sus actividades políticas, le llevé una mariposa a su celda, el regalo le encantó a mi padre. A partir de la edad de siete años, mi primera mirada de la mañana buscaba el sol, mi primer pensamiento estaba dedicado a las mariposas que éste engendraría. 
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Mimetismo. 

-A mí me atrajeron desde muy niño los misterios del mimetismo. Sus fenómenos mostraban una perfección artística que sólo se relaciona generalmente con las cosas hechas por el hombre. Considérese por ejemplo la imitación de los jugos venenosos que realizan las máculas en forma de burbuja que poseen las alas de algunas mariposas.

Cuando una mariposa tiene que parecer una hoja, no solamente reproduce de forma bellísima todos los detalles de la hoja, sino que tiene, además, numerosas marcas que imitan los agujeros perforados por los gusanos.

Descubrí así en la naturaleza los placeres que buscaba en el arte. En ambos casos se trataba de una forma de magia, ambos eran un juego de hechizos y engaños muy complicados.

Se me ocurre que la más fiel reproducción del nacimiento de la mente es la puñalada de asombro que acompaña el momento preciso en el que, mirando una maraña de hojas y ramas, nos damos cuenta de repente de que lo que parecía un elemento natural de ese enmarañamientos es un insecto o un pájaro maravillosamente disfrazado, lo cual desde mi niñez me impresiono.

Los problemas de Ajedrez.

-Exigen del compositor las mismas virtudes que caracterizan todo el arte de valor: originalidad, invención, concisión, armonía, complejidad e insinceridad esplendida.


Selección natural.

-La selección natural, en el sentido darwiniano de la expresión, no basta para explicar la milagrosa coincidencia de la apariencia imitativa y el comportamiento imitativo; tampoco me parecía suficiente apelar a la teoría de la «lucha por la vida» cuando comprobaba hasta qué extremos de sutileza, exuberancia y lujo miméticos podía ser llevado un mecanismo defensivo, que en cualquier caso va muchísimo más lejos de de lo que pueda apreciar ningún predador.





¿Cuales son sus tirrias?

-Primero, no aprecio al escritor que no ve las maravillas de este siglo, Detesto pues a los divulgadores comprometidos, a los escritores sin misterio, a los infelices que se alimentan con los elixires del charlatán vienés.

Aquellos que aprecio saben que sólo el verbo, es el valor real de la obra maestra. Detesto a cuatro doctores: al Dr. Freud, No puedo concebir que nadie en su sano juicio acuda a un psicoanalista. Solía acecharlo en oscuros callejones del pensamiento.

Detesto al Dr. Zhivago, al Dr. Schweitzer y al Dr. Castro. Odie a quienes aseguraban que se había gastado demasiado dinero, para que el hombre pisara la Luna, un mundo muerto. Recuerdo con qué delicioso escalofrió, con que envidia y angustia, miraba yo en la televisión, los primeros pasos flotantes del hombre.

¿A alguien más?

-A Dostoievski. Sócrates, entre otros, me cae muy mal. Las cosas que aborrezco son sencillas: la estupidez, la opresión, la guerra, el crimen, la crueldad. Mis placeres son escribir y cazar mariposas.

¿Algún otro placer?

-Los más intensos conocidos por el hombre: escribir y cazar mariposas. Los placeres y recompensas de la inspiración literaria no son nada frente al arrobamiento de descubrir un nuevo órgano al microscopio o una especie desconocida en una ladera de montaña de Irán o Perú. No es improbable que, de no haberse producido la revolución rusa, me hubiese dedicado exclusivamente a los lepidópteros y nunca hubiese escrito una novela.

¿Que recuerda de su infancia al cazar mariposas?

-Hacía mucho tiempo que anhelaba poseer esta especie de mariposa en particular y cuando me situé a la distancia adecuada, lancé mi cazamariposas.

Todo el mundo ha escuchado el gemido del campeón de tenis tras haber fallado un golpe fácil. Todo el mundo ha visto el rostro del mundialmente famoso maestro Wilhelm Edmund  cuando, durante una exhibición de partidas simultáneas celebrada en un café de Minsk, perdió su torre, por un absurdo descuido, ante un aficionado local, el pediatra Schach, que finalmente le ganó.

 Pero no hubo nadie aquel día que pudiera verme sacudir el cazamariposas para hacer saltar la ramita que era su único contenido, y quedarme mirando pasmado el agujero de la tarlatana.

Un verano, cuando aún no cumplía 10 años, había estado cazando, todas las noches sin luna, en un claro del parque, a base de extender sobre la hierba una sábana, sobre la que proyectaba la luz de una linterna de acetileno Procedentes la oscuridad que me rodeaba, las mariposas nocturnas se lanzaban hacia este la luminosidad, y fue así, en esa sábana mágica, donde cacé una preciosa Prusia.

¿Cómo es el proceso de perseguir a una mariposa?

-Es perseguir a una belleza que nunca ha sido descrita, y que se desliza sobre las rocas, es una experiencia arrobadora, pero también resulta sumamente divertido encontrar una nueva especie entre los cuerpos desmembrados de los insectos, dentro de una vieja lata de galletas que un marinero envió desde alguna isla remota.

La vida errante del ajedrecista.

-Cuando nos acostamos en un ambiente poco familiar, estamos aptos para tener un momento de aturdimiento antes de levantarnos, una sensación repentina de irrealidad, y esta es la experiencia que debe ocurrir una y otra vez en la vida de un viajante, una forma de vida que hace imposible cualquier sensación de continuidad. Por otra parte, el aislamiento, el extrañamiento de la realidad es, después de todo, algo que caracteriza constantemente a los artistas, los genios y los descubridores. 

Arte.

-Belleza más compasión, es lo más cercano que podemos llegar a una definición de arte. Donde hay belleza hay compasión, por la simple razón de que la belleza debe morir: la belleza siempre muere, lo general muere con lo específico, la colectividad muere con la individualidad.


Releer.

-Uno no lee un libro, sólo lo puede releer. Un buen lector, un lector de verdad, y activo y creativo, es un relector.

El tablero de ajedrez.

-El tablero es un campo magnético, un sistema de marcas y abismos, un firmamento estrellado. Los alfiles se desplazan por él como proyectores. Este o aquel caballo es una palanca ajustada y ensayada, y reajustada y ensayada otra vez, hasta que el problema queda afinado porque ya alcanza los niveles necesarios de belleza y sorpresa.

¡Cuán a menudo he pugnado por contener la terrible fuerza de la reina de las blancas a fin de evitar que haya más de una solución! Debería quedar claro que en los problemas de ajedrez la batalla no se libra entre blancas y negras sino entre el compositor y el hipotético sujeto que intentara solucionarlo De mismo modo que en la narrativa de primera categoría el verdadero duelo no es el que libran entre sí los personajes sino el que enfrenta al autor con el mundo, de modo que gran parte de la valía del problema radica en el número de  aperturas engañosas, pistas falsas, especiosas posibilidades de juego, astuta y cariñosamente preparadas para despistar a quien intente resolverlo. 

Pero, por mucho que intente explicar este asunto de la composición de problemas, me parece que no seré capaz de transmitir deforma asaz cabal el estático núcleo del proceso y sus puntos de contacto con otros tipos, más abiertos y fructíferos, de operaciones de la mente creadora, desde el trazado de los mapas de mares peligrosos hasta la redacción de una de esas increíbles novelas en las que el autor, en un ataque de locura lúcida, se ha fijado a sí mismo una serie de reglas únicas que tiene que observar, ciertos obstáculos de pesadilla que tiene que superar, con el entusiasmo de una deidad que estuviera construyendo un mundo vivo a partir de los ingredientes más inverosímiles: rocas, y carbón, y ciegas palpitaciones.

¿Sueña con mariposas?

Una vez, estuve bajo los efectos del éter durante una apendicetomía, y con la viveza de una calcomanía pude verme a mí mismo en traje de marinero colocando sobre una tabla el recién aparecido pequeño pavón de noche, de acuerdo con las instrucciones de una dama china que yo sabía que era mi madre.

 Todo estaba allí, brillantemente reproducido en mi sueño, mientras mis partes vitales quedaban expuestas: el empapado algodón absorbente, frío como el hielo, apretado contra la cabeza lemuroide del insecto; los espasmos cada vez menos intensos de su cuerpo; el satisfactorio crujido que producía el alfiler al penetrar en la dura corteza de su tórax; la cuidadosa inserción de la punta del alfiler en el surco forrado de corcho de la tabla de secado; la disposición simétrica de las gruesas alas venosas bajo, fijadas a tiras de papel semitransparente. 

En qué idioma piensa. 

No pienso en ningún idioma, pienso en imágenes

El idioma ruso.

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En la lengua de mis antepasados me siento perfectamente cómodo.

El inglés.

-El inglés lo supera como instrumento de trabajo. Lo supera en riqueza, en riqueza de matices, en prosa delirante El idioma inglés una procesión de niñeras e institutrices inglesas viene a mi encuentro cuando vuelvo a mi pasado. A los tres años hablaba mejor el inglés que el ruso.

El francés.

-
El francés, o mejor dicho, mi francés, que es una cosa muy especial, no se doblega tan bien al suplicio de mi imaginación. Su sintaxis me impide ciertas libertades que me tomo con las otras dos lenguas Aprendía el francés a los 6 años, con la institutriz, Mademoiselle Cecil Miotton,  e inicie la lectura de "Los miserables".

Mi cabeza piensa en Inglés, mi corazón en ruso, pero mi el oído prefiere el francés.

¿Le es fácil escribir en cualquiera de los tres idiomas que domina?

-La transición de una lengua a otra como el lento viaje nocturno de un pueblo a otro con tan sólo una vela para iluminarse. Hoy soy un escritor norteamericano, nacido en Rusia y educado en Inglaterra.

¿Cómo es el proceso de imaginar un problema de ajedrez?

- Con frecuencia, en la amistosa mitad del día, en los márgenes de alguna ocupación trivial, en la ociosa estela de un pensamiento pasajero, sentía, sin previo aviso, una punzada de placer mental al notar que se abría en mi cerebro con un estallido, el brote de un problema de ajedrez, prometiéndome así una noche de trabajo y felicidad. 

A veces era una manera de combinar un raro dispositivo estratégico con una rara línea defensiva; otras, el vislumbre de la configuración definitiva de las piezas que traduciría, con humor y gracia, un tema difícil que hasta entonces había desesperado de ser capaz de expresar; o podía ser un simple ademán hecho en medio de mi mente por las diversas unidades de fuerza representadas por los trebejos, algo así como una veloz pantomima, que me sugería nuevas armonías y nuevos enfrentamientos; fuera lo que fuese, pertenecía a un orden especialmente estimulante de sensaciones.

Lo único que tengo en contra de todo eso hoy en día es que la maníaca manipulación de figuras esculpidas, o de sus equivalentes mentales, durante mis años más entusiastas y prolíficos, engulló una importante parte del tiempo que hubiese podido dedicar a las aventuras verbales.

Fin de la primera parte.

viernes, 19 de octubre de 2012

Sobre FrankMayer. Me agrada que tome mi "entrevista" la divida en tres entregas y la ilustre a su manera





De vez en vez, a los artículos ya publicados en mi blog, les doy una manita de gato, es decir busco más datos que pueda agregar a las entrevistas. Así lo hice hace poco con la entrevista a Alenxander Alekinne.  Esta búsqueda me llevo a imaginar un encuentro entre Alekinne y Carl Jung, el psicoanalista, discípulo de Freud. Lo cual se tradujo en varios días de trabajo, en la búsqueda de material -aquí la liga al mismo: jung.vs alex-

Navegando por el Internet, me encontré un escrito firmado por Frank Mayer con el titulo: “Informaciones desconocidas de Alexander Alekinne"Dar clic: 1ª parte 2 parte 3 parte con fecha septiembre de 2010, que no es otra cosa que una copia a mi entrevista ficticia a "Tisha" Aljechin. publicada el 22 de abril del 2008 en ajedrez 


Antes de las palabras estimulo que les menciono a los entrevistados, para que relaten lo que venga a su mente, realizo una introducción, haciendo un poco de historia de la vida de los personajes. En el caso de Alexander a la mitad de esta dice: “Exiliado de Rusia se nacionalizo francés, retomo su carrera de ajedrecista derrotando a Max Euwe en un encuentro particular y consiguió el segundo puesto en el torneo de Nueva York, sólo superado por Capablanca. “Una cosa llevo a otra y dispute con él centro mundial de ajedrez, así me corone como el cuarto Campeón Mundial”. La vaso dilatación que produce la emoción, en su rostro, no oculta el tono terroso de su faz, debido al mal hepático que lo aqueja. Al mirarlo tan avejentado, la asociación de ideas es inevitable e irrumpe en la mente, su tan celebrada frase: "La mente humana es limitada, pero la estupidez humana es ilimitada "

Cuando menciono la faz de Aljechin, la imagino terrosa, ya que en un bebedor como lo fue él, es de suponer que padecía un mal hepático avanzado (cirrosis) y cito su frase -como un cuestionamiento a su propia conducta autodestructiva, por consumir grandes cantidades de alcohol- “La mente humana es limitada, pero la estupidez humana es ilimitada"

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Preguntas tales como ¿Los ajedrecistas se hacen solos? y otras,  jamás se le hicieron. El Campeón mundial de ajedrez, vivió sus últimos años en soledad y repudiado, de ahí la ocurrencia de nombrarle la palabra soledad, a la que Alekinne responde: Quizá sea mi destino.
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Dentro de la entrevista, hago que el Campeón llamé a "Chess", su felino; mencionado la palabra gato.  A lo que responde el entrevistado. “Me fascinan, tengo uno: ¡bicho... bicho... bisbis bicho! lo nombro Chess, es un hermoso siamés. También él ha ganado premios... de belleza.

No me extiendo más, me agrada que Meyer tome mi articulo, lo divida, lo ilustre a su manera y lo presente a los lectores en tres partes en la Tabla de Flandes. Solo que es ético y razonable que cite la  fuente genuina y no como escribe, que lo es la Liga Nacional de Ajedrez. Argentina.

Mi recopilación solo tiene de originalidad: -si es que algo así hoy existe- el formato, un poco de humor, una pizca de imaginación y un trabajo de investigación; en muchas fuentes, sobre la vida de los entrevistados, de su entorno y de su tiempo, que todos los que tenemos un blog llevamos a cabo.

Me di a la tarea de buscar el enlace a página de  la Liga Nacional de Ajedrez, es este: ajedrez.com.ar/actualidad_internacional donde se encuentra, casi al final la primera parte de “Informaciones desconocidas de Alexander Alekinne" al calce del articulo dice: 
Adaptado e ilustrado por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer -. Retoques y maquetación: Antón Busto Fuente: Liga Nacional de Ajedrez. Argentina. Extraño.

la encontré publicada también en Ajedrez en México: http://www.ajedrezenmexico.org/

También encontré mi entrevista en otro blog, en esta liga: http://www.taringa.Alexander-Alekhine-un-grande-sin-palabras.html donde si se cita como fuente a mi blog.


domingo, 14 de octubre de 2012

La partida de ajedrez Alekinne contra Carl Jung .




 Alekinne contra Carl Jung 


Ser nosotros mismos, nos causa ser exiliados de otros. Sin embargo, cumplir con lo que otros quieren nos causa el exilio de nosotros mismos.








Ser nosotros mismos, nos causa ser exiliados de otros. Sin embargo, cumplir con lo que otros quieren nos causa el exilio de nosotros mismos.

Fue una sorpresa verlos sentados, como cualquier parroquiano dentro del café, jugando una partida de ajedrez. Me acerque silenciosamente a mirar los acontecimientos del juego.

La partida había avanzado hasta el medio juego. Cuando me aproximaba, a mis oídos llegaron las palabras de Alekinne dirigidas a Jung: …al jugador que más admiró es a Capablanca porque destronó a un judío de su título mundial.

Jung le señala: ¡Me gusta su estilo de jugar! –refiriéndose al de Alekinne-. Su ataque es soberbio, acorde al espíritu de estos tiempos, el de un líder. ¡Usted se deja tocar por su inconsciente!



En cambio la concepción semita admite la idea de la defensa pura, -le respondió Alex- y prosiguió: cuando juego al ajedrez, dentro de mí se libra una extraña batalla entre la fantasía y por un lado la sensatez. En mi el exceso de imaginación o del pensamiento racional puede ser igualmente peligroso. Esas dos fuerzas tiran hacia lados opuestos y sin embargo, hay que mantenerlas en armonía, trato de hacerlo siempre que puedo. No obstante predomina en mí la fantasía, actúa dentro de mí con mayor intensidad.

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A lo que Jung respondió: son individuales, los diversos caminos a las fantasías. Muchos tienen mayor facilidad para escribirlas, otros las visualizan, y aún otros las dibujan o las pintan. Usted lo hace en el tablero de ajedrez. Sé que usted pasara a la historia del ajedrez como un gran artista, un creador de lienzos ajedrecísticos dignos de memoria. Usted le ofrece al mundo creaciones llenas de ideas audaces, originales, repletas de fantasía. Usted lucha por la belleza y la profundidad.



Pensando en su próxima jugada, Aljechin le revela: El ajedrez no es para mí un juego, sino un arte. Toda mi vida he fantaseado con nunca perder y morir siendo el campeón. Yo no juego al ajedrez, yo lucho durante la partida, trato de combinar la táctica con la estrategia, lo fantástico con lo científico, el juego de combinaciones. Examino con atención las ventajas e inconvenientes de cada posición. El tablero de ajedrez debe vibrar, como si una horda de elefantes irrumpieran sobre el.

Alex mueve el rey y asegura: Estaría feliz de crear solo, sin la necesidad de un oponente considerando solo mi propio plan, para producir algo bello, de valor.

Carl Jung asiente y le comenta: Usted es un ser de inagotable fantasía, un maestro que despliega una gran profundidad en sus planes. Usted puede imaginar combinaciones, donde otros jamás la sospecharían. Posee un intelecto muy desarrollado, que es una fuente inagotable de ideas, de planes de juego y combinaciones, que surgen de su inconsciente; además tiene usted una sólida instrucción. Le aseguro que no me equivoco, las generaciones por venir admiraran nuestra obra, la fuerza de nuestro genio.

Jung clarifica: El arte es una especie de innata unidad que se apodera de un ser humano y lo convierte en su instrumento. El artista no es una persona dotada de libre albedrío que busca su propio beneficio, sino un arte que permite hacer realidad su propósito a través de él. La lucha es; el de la luz contra las tinieblas, el saber contra la ignorancia, el bien contra el mal, donde el simbolismo del blanco y el negro adquiere todo su valor.


Sonriente Jung le explica: Las fantasías se cumplen, el ajedrez es vanidad

Asiente Alekinne. ¡Es sorprendente que lo mencione, siempre lo he pensado así!

Jung se alarga: La fantasía no es igual a nada. Por supuesto no es un objeto tangible, pero no deja de ser un hecho. Es una forma de energía aunque no podamos medirla. La fantasía es tanto pensamiento como sentimiento, es tanto intuición como sensación. La fantasía aparece unas veces como algo primordial y otras veces aparece como un producto último y audaz de la síntesis de todas las facultades.

Por ello a mí la fantasía se me aparece como la expresión más clara de la actividad psíquica específica. La fantasía es, ante todo, la actividad creativa de la que brotan las respuestas a todas las preguntas que pueden contestarse, es la madre de todas las posibilidades. Sin jugar con la fantasía nunca a nacido ningún trabajo creativo. La deuda que tenemos a la obra de la imaginación es incalculable.

Existen en la humanidad grandes individuos, usted es uno de ellos. Las diferencias que hay entre los individuos están basadas en el conocimiento de ellos mismos, en las cosas que ocurren en ellos mismos. Pero ni siquiera personas, como usted son capaces de saber lo que sucede en sus propias consciencias. Porque no son conscientes del hecho de que mientras viven una vida consciente, todo el tiempo un mito actúa en su inconsciente.


¿Un mito? -pregunta extrañado Alexander-

-Sí, un mito que se extiende a lo largo de los siglos, de ideas arquetípicas que fluyen por un individuo a través de los siglos. Es como un fluir continúo. Y eso sale a la luz en los grandes movimientos. Movimientos espirituales o políticos como el vivimos hoy con el Fuhrer. Predije el surgimiento del nazismo en Alemania a través de la observación de mis pacientes alemanes. Tuvieron sueños en los que se preveían los hechos, y en gran detalle.


Alexander, señala ¿Lo que usted llama el inconsciente colectivo?

-Le contare algo: en octubre de 1913, encontrándome en el tren que le llevaba de Zurich a Schaffhausen, me sucedió este extraño hecho; una vez en el túnel, perdí la conciencia de tiempo y de lugar. Me desperté al cabo de una hora oyendo anunciar al conductor la llegada a Schaffhausen. Durante todo ese tiempo fue víctima de una alucinación, de un sueño de vigilia: veía el mapa de Europa y veía cómo el mar la iba cubriendo país por país empezando por Francia y Alemania. Poco tiempo después, todo el continente se encontraba bajo el agua, a excepción de Suiza, que era como una montaña muy alta, a la cual las olas no podían sumergir. Me vi sentado sobre la montaña. Y al mirar a mí alrededor; me di cuenta de que el mar era sangre, y comencé a distinguir sobre las olas los cadáveres, los tejados de las casas, vigas medio quemadas. Poco después la primera guerra estallo. Por fin comprendía que mis sueños y visiones procedían del subsuelo del inconsciente colectivo.



Entonces los sueños son la vía regia…



Molesto Jung no deja que Alekine termine la frase, alzando la voz, le dice La vía regia al inconsciente... no es el sueño, como pensó Freud, sino el complejo, arquitecto de los sueños y los síntomas. Esta vía tampoco es tan "real", ya que el camino señalado por el complejo es más bien un sendero escabroso y extremadamente tortuoso. Los sueños reflejan «arquetipos: huellas de memoria heredadas de nuestro pasado evolutivo. Los sueños de volar y de caer, por ejemplo, son recuerdos genéticos de antepasados que saltaban por las ramas de los árboles y de vez en cuando se caían al suelo.


Tisha se sirvió de la botella de vino de "Lafite" una generosa cantidad, y alzando su vaso, dijo: ¡Salud por el ajedrez ario! ¡ Alguna vez los hombres tuvieron que ser semidioses; si no, no habrían inventado el ajedrez! ¡Salud por Philidor, Labourdonnais, Anderssen, Morphy, Tchigorin, Pillsbury, Marshall, Capablanca, Bogoljubov, Euwe, Eliskases y Keres!


Jung pronuncia: El filósofo Friedrich Nietzsche dijo: "El hombre trabaja y conoc, los dioses juegan". A propósito tiene usted que defender al ajedrez ario frente a Fine, un oponente que aspira a disputarle el título

Tisha frunce el seño y exclama: ¡Eso no sucederá nunca! Su concepción del juego es puramente tradicional; no arriesga nada. Pero busca aplicar esta vieja política a través de caminos relativamente nuevos, y nunca a través de jugadas de espera o con tácticas defensivas. Se dedica a mejorar el estudio de líneas secundarias en las aperturas; por ejemplo: para mejorar sus posibilidades prácticas emprendió la tarea de modernizar el antiguo manual inglés de griffith & white, a consecuencia del cual tuvo que estudiar miles y miles de variantes. Con estos amplios conocimientos de la moderna teoría logró alcanzar un éxito parcial en el torneo a.v.r.o. en medio de la sorpresa general; éxito, por otra parte, que jamás se volverá a repetir." Me parece que han contaminado la pureza del juego

¿Cuál es la idea de la defensa? -Se pregunta Alex en voz alta-


Jung no lo deja terminar y locuaz responde: Es la de parar un golpe.


Sí - complementa Alex- se espera el golpe que se debe detener. En otras palabras ¡el temor a la lucha! Imagen muy triste de la actividad intelectual. En el ajedrez hay dos tipos de profesionales, en primer lugar, los que aportan su trabajo y sacrifican muchas cosas, sólo para poder dedicarse al objeto de su pasión. Estas "víctimas de arte “como las llamo, no puede ser culpados por el hecho, de que para ganarse el pan diario, den a la gente, una cantidad enorme de disfrute estético y espiritual. ¡Qué enorme diferencia del profesional del ajedrez judío, que se refugia en la seguridad; como Steintz, Lasker o Schlechter que representa el ajedrez, carente de la voluntad de ganar, sin ambición, siempre dispuesto a adoptar el empate. El mismo Lasker, dijó de Schlechter, “su ajedrez es un ajedrez sin estilo". Un maestro de ajedrez debería ser un monje sobrio y un depredador. Un depredador en relación con el adversario y un asceta en la vida cotidiana.


A continuación, pensativo Carl movió su caballo y después menciono: ¿A qué se debió entonces el triunfo de Keres y de Fine?

Los maestros de ajedrez, los veteranos, hubimos de actuar en un ambiente poco adecuado y de ningún modo en armonía con el espíritu elevado que reclama el arte del ajedrez; a pesar de ello, se consiguieron excelentes resultados individuales. Déjeme decirle que los jugadores fueron llevados, de aquí, para allá, con el inevitable cansancio físico. Alex alza la voz ¡Fuimos llevados a ciudades, a pueblos holandeses, como si fuésemos objetos de exhibición!

Oyendo la charla y mirando el tablero, me quede cavilando que Rubén Fine fue el único jugador que le ganó a alekhine ambas partidas. Alekinne mueve un alfil, pero estoy más interesado en la charla, que en la partida de ajedrez, que por adelantado sé quien la ganara. Me interesa más la charla de estos egos.

Alexander a continuación le dice a Jung: Freud no compartía su interés por la parapsicología.

Jung frunce el seño y le explica: ¡Como yo no creía en sus teorías sexuales! Freud no se preguntó nunca por qué debía hablar constantemente sobre el sexo, ¿por qué este pensamiento le poseía? Fue un prisionero de un punto de vista. ¡Las obras de Sigmund han sido quemadas públicamente! ¡El inconsciente ario encierra mayor potencial que el judío! El Führer es un espejo de todo el inconsciente germano. El judío, como “nómada”, no puede crear jamás una cultura propia; para desarrollar sus instintos y talentos tiene que apoyarse en un “pueblo anfitrión más o menos civilizado. A mi juicio la psicología de Freud ha cometido un grave error al aplicar indiscriminadamente categorías, que ni siquiera son válidas para todos los judíos, a los germanos cristianos o eslavos. Esta psicología ha sostenido que el secreto más precioso de los germanos, el fondo de su alma creadora y llena de fantasía, solo es un pantano infantil y banal.


Quiero revelar la imposibilidad del psicoanálisis judío de explicar el surgimiento del nacionalsocialismo, y lo acertado y útil que resultaba su propia psicología en este sentido. ¿Ha podido el psicoanálisis de Freud esclarecer la grandiosa aparición del nacionalsocialismo al que todo el mundo observa con los ojos llenos de sorpresa? ¿Dónde se encontraba el ímpetu silencioso y la fuerza cuando todavía no había nacionalsocialismo? Ella se encontraba escondida en el alma germana, en aquel profundo fondo, el cual es todo lo contrario a la cloaca de los deseos infantiles insatisfechos y de los resentimientos familiares latentes. La concepción de Freud sobre la neurosis es solo una sucia fantasía de adolescente tenida por su autor. Debe ser prohibido el psicoanálisis judío, como es conocido, contra la necedad no se puede hacer nada, pero en este caso los arios pueden señalar que con Freud y Adler se están predicando públicamente puntos de vista específicamente judíos. Puntos de vista que, por cierto, tienen un carácter esencialmente destructor.


El campeón del ajedrez sentencia: Se recompensa mal a un maestro, si se permanece siempre siendo su discípulo.


Radiante Jung dic: Es una excelente frase de Nietzsche. Lo leí con frenesí en mi juventud, a él y a Goethe.



Alenxander inquiere a Jung: existen rumores, que hablan de que su abuelo, fue hijo natural de Goethe.


Responde Jung: Esta enojosa historia me afectó hasta el punto de parecerme que explicaba y fortalecía al mismo tiempo mis extrañas reacciones acerca de la obra Fausto. No pensaba en una reencarnación, pero creía instintivamente en el concepto de lo que los indios denominan karma. Puesto que en ese entonces desconocía por completo la existencia de lo inconsciente, me resultaba imposible una comprensión psicológica de mis reacciones.


Ignoraba en ese entonces que el futuro se prefigura a largo plazo en el inconsciente y hasta qué punto pueden errar sobre ello los clarividentes. Así, por ejemplo Jakob Burckhardt grita: "Esto es el fin de Alemania" al conocer la noticia de la coronación del Káiser en Versalles. Los arquetipos de Wagner llamaban ya a las puertas y con ellos llegó la vivencia dionisíaca de Nietzche, que se adecua mejor al dios de la embriaguez Wotan. La altivez de la era guillermina enajenaba a Europa y preparaba la catástrofe de 1914.


Carl le pregunta a Alekinne ¿conoce usted a Goring, tengo una excelente amistad con su primo?

¡No, no! le responde Aljechin. Y cuestiona al psicólogo ¿y usted conoce a Has Frank, quien es un excelente ajedrecista? Le ha brindado un incondicional apoyo al ajedrez alemán. Tengo la suerte de contar con su amistad.

No lo conozco, pero sé que durante la ocupación alemana de Polonia, se le nombro gobernador- afirma Jung-

Jung se acerca a Alekinne, sonríe y le cuenta: He tenido noticia de la anécdota ocurrida con motivo de la simultáneas a ciegas que usted desarrolló en Praga en contra 32 oficiales alemanes. Se cuenta que una vez que el General alemán anunció que inclinaba su rey. Fue entonces que usted se acercó al tablero y le sugirió cambiar los colores, continuando la partida a partir de esa posición de abandono. El General aceptó el envite y tras realizar usted su jugada, el General realizó la suya… poco después y tras una serie de jugadas posteriores se relata que el General alemán volvió a rendirse de nuevo. Pero usted una vez más, le propuso volver a cambiar los colores y continuar a partir de la nueva posición de abandono, por segunda vez el General alemán aceptó su reto y tras una serie de jugadas posteriores, usted le dio finalmente jaque mate.

Envanecido Alex asiente con la cabeza y ríe a carcajadas.

Me asombra su capacidad para jugar a ciegas le confiesa Jung al Campeón.

A lo que Alex responde: Yo creo que el secreto está en la agudeza innata de la memoria para desarrollar un adecuado y profundo conocimiento del tablero de ajedrez y una profunda penetración en la esencia del juego de ajedrez. Nada sobrenatural.

Alekine prosigue; tanto Steinitz como Lasker fueron tácticos, aunque ambos trataron de persuadir a todo el mundo de que en realidad eran estrategas.

Pero Carl Jung ya no está interesado en el tema y no le responde, toca una pieza y exclama ¡compongo!

Alekine dice: a mí se me critica por gustarme las mujeres de más edad que yo. Le aseguro que no tengo ningún complejo de Edipo. Con mi última mujer es con la que más he durado, no la puedo dejar.


Jung se cita: El Animus de la mujer se parece más a una mente inconsciente. Se manifiesta negativamente en ideas fijas, opiniones colectivas e inconscientes suposiciones a priori que reclaman ser verdades absolutas. El psicólogo sonríe y le revela a Alex: Cuando alguien dice no puedo dejar a esa mujer aunque lo quiera hacer, eso es el Ánima.



Carl mira la oportunidad de una ventaja y le pregunta ¿qué edad tiene su mujer? Y agrega ¿fue su madre quien le enseño el ajedrez o alguna figura materna? a la vez que le cambia las damas.



Alekinne enrojece, no responde, concentrándose en su juego.


Jung sigue hablando: infiero que el arquetipo de su mujer (un arquetipo representa modelos de ser y actuar que reconocemos a partir del inconsciente colectivo) es el maternal, la mágica autoridad de lo femenino; la sabiduría y la altura espiritual más allá del intelecto; lo bondadoso, protector, sustentador, lo que da crecimiento, fertilidad y alimento. La que puede trabajar cómodamente como compañera, colega o confidente. Es paciente, leal una perfecta secretaria ejecutiva.

Jung le cuenta a Alexander, durante mi descripción, he fantaseado por un momento que usted ha tenido cinco mujeres y mire su nombre envuelto en un escándalo, sobre una partida, cuyo nombre será el de cinco damas.

Increíble, ¿cómo ha intuido, el número de mis mujeres?

A continuación Alex le contó a Carl una ensoñación recurrente, en sus sueños diurnos se le aparece en forma repetida, una figura sombría, cuyo nombre es Germán Esta figura corresponde a un hombre esquizofrénico, altamente inteligente, completamente cínico y amoral, que le reclamaba su alcoholismo. En el sueño Alex trata de alcanzar la cúspide de una alta montaña, y unas mujeres que lo acompañan intentan traerlo a las profundidades.

Jung le explica: Con usted tendría que usar, una forma de meditar imaginativamente, con la cual podemos entrar de forma deliberada en contacto con su inconsciente, hacer una conexión consciente, de sus fenómenos psíquicos y poner fin al asunto con este Germán interior, en una conversación franca. Dejando que las cosas sucedan; la acción a través de la no-acción, dejarse ir uno mismo, dejar que las cosas pasen en la psique. La consciencia está eternamente interfiriendo, ayudando, corrigiendo y negando, y nunca deja el desarrollo simple de los procesos psíquicos en paz. En fin es una técnica, que he nombrado: Fantasía Activa.

Jung diagnostica y le dice al ajedrecista: su recuperación del alcoholismo sería prácticamente imposible, a no ser que lo enfocara desde un punto de vista centrado en la espiritualidad y la experiencia mística, y hacer consciente que su madre bebía.

Alex le dice: No puedo imaginar que después de la muerte no haya nada. No asisto a la iglesia, pero creo en la inmortalidad del alma. -Y de inmediato cambia de tema-

Alkine le pregunta a Carl ,¿ le gustan los gatos? Y Jung le expresa: ¡El gato es un arquetipo! En Egipto la muerte del gato constituía una auténtica tragedia, para la familia que se ponía de luto y se afeitaba la cabeza y las cejas. El animal era embalsamado y enterrado en importantes necrópolis gatunas como la descubierta en 1888 en la ciudad de Beni Hasan en la que se hallaron cerca de 300.000 momias de gato embalsamadas, algunas de ellas metidas en sus pequeños sarcófagos de forma gatuna. El gato egipcio, precioso y divinizado, estaba extremadamente protegido por las leyes y era considerado patrimonio nacional. Las leyes penaban con la muerte a los contrabandistas que osaran sacarlo de las fronteras de Egipto. Bajo el cristianismo, el gato dejó de ser venerado como el símbolo positivo de la fertilidad y maternidad que había sido para los antiguos egipcios.


En Grecia se los consideraba atributo de la diosa Diana. En la mitología nórdica, el carro de la diosa Freya estaba tirado por felinos. Durante la Edad Media fue asociado a lo satánico y a la brujería, por lo que fue perseguido y se le mataba cruelmente. La afinidad entre las mujeres y los gatos ha sido un arquetipo a través de la historia, y en la literatura. Ciertos rasgos considerados como felinos se traspasan con frecuencia a las mujeres. Independencia, lubricidad, hermetismo y capacidad de traicionar son cualidades que Lope de Vega asigna a las gatas en La Gatomaquia. El gato es un arquetipo erótico femenino

Por escuchar las explicaciones del psicoanalista, retire mi atención de lo que sucedía en el tablero, perdiéndome de un par de movimientos rápidos de ambas partes.

Alzando su dedo índice y diciendo sí con la cabeza Alex comento: lo entiendo. Yo no podría vivir sin mi gato “Chess” replica el Campeón. Mi mujer Grace es aficionada también a los gatos. A veces juego en la cama al ajedrez con ella.

A Alex le brillan los ojos, sus pupilas que se llenan de picarda y le cuestiona a Jung: ¿supongo que usted tiene más de una amante? y desplaza con fineza su torre.

Jung enmudece y dedica un largo tiempo al análisis de la posición compleja, en la que lo ha dejado Alex, sin encontrar una continuación que le guste, se da cuenta, que ha consumido mucho tiempo, rápidamente hace un movimiento espantoso, que lo conduce a la derrota; en el preciso momento en que un gato se sube a la mesa. El mesero del café interviene y quiere desalojar al felino y se desvive en disculpas, pero Tischa no lo permite, apresa al gato dulcemente con sus manos, le habla suave y lo acaricia. El gato mansamente ronronea.

Jung sonríe y exclama ¡Kotov! en ruso, la lengua materna de Alex.


Charla con Carl.


Al irse Alekinne, Jung me invita a sentarme. El azul del cielo, inicia a combinarse con amenazadores tonos de gris. Aprovecho su invitación y le digo: Usted y Alekinne tienen ciertas similitudes, son bien parecidos, hablan varios idiomas, son cultos; admiradores del nacional socialismo, en su infancia fueron solitarios, apegados a los abuelos. Usted lo fue a su abuelo y Alex de la abuela. Ambos pertenecen a la logia masónica. Los dos están casados con mujeres adineradas y ambos son unos trotamundos. En su niñez Alekinne según sus palabras supo de su talento y desde entonces sintió una profunda y urgente pasión por jugar ajedrez, asegurando: Lo que me hizo convertir en Gran Maestro fue, primero, la búsqueda de la verdad y segundo, la necesidad de luchar. Y usted desde su niñez ha buscado la verdad y ha librado varias batallas. Usted ha tenido brotes psicóticos, se dice que Alekinne también. Y es sabido que ustedes han tenido amoríos fuera del matrimonio.

Jung se aclara la voz y exclama: efectivamente tenemos algunas afinidades.

Se habla de su amorío con una rusa compatriota de Alekinne, Sabina Spielrein a quien usted trato y curo con el método de Freud. ¿Podría explicarme, decirme como lo hizo?

-Preferiría hablarle de un reciente caso, de una pintora inglesa, donde use mis propias técnicas.
Ella sufrió tratamientos de shock por medio de la insulina y de electricidad. Fue internada contra su voluntad, esta terapia le produjo, lo que ella recuerda como un terremoto mental, que la separó violentamente de sus sentimientos de invulnerabilidad, para ella significo una muerte psíquica y un renacimiento.

Desde muy joven, a ella le atraía el escribir y el pintar, inclinaciones que chocaban con los planes que para ella tenía su padre. Se concilio que acudiera a clases de pintura en la escuela de arte de Amédée Ozentant. Ella me relató que fue odioso: "Dibujé una manzana durante seis meses, la misma manzana que ya parecía una momia"

Durante ese tiempo curioseando en las tiendas de libros usados de West Kensington, camino a sus clases, esta joven descubrió algunos libros sobre alquimia y lo esotérico, así como las obras de Alexandra David-Neel y de Sir James Frazer. With Mystics and Magicians in Tibet e Initations and Initiates in Tibet que describen detalladamente los recorridos de una mujer independiente durante un viaje de iluminación en los Himalayas. Así como La rama dorada publicada en 1890 de Frazer, libro en el que se exploran los orígenes paganos del dogma cristiano y se demuestra la influencia de la agricultura en la religión.

Fue una feliz coincidencia, aquellas lecturas, porque cuando ella me visito, yo ya tenía en mente ideas y trabajos, que darían forma a mi libro: “Psicología y alquimia”. En las sesiones hablamos de estos intereses comunes. Trabajamos sus sombras, sus encuentros con poderosas imágenes femeninas: Isabel I y la Mujer como Sol, Luna y Trinidad.

Supongo que la artista lo impresiono, por la forma en que brillan sus ojos.

-Solo la vi un par de veces. La causa de su colapso nervioso se debió a la separación forzada que sufrió de su amante, un pintor casado, de origen alemán, a quien apresaron, al poco de iniciar ellos su vida como pareja. Después de la invasión alemana en París, él fue declarado enemigo del régimen de Vichy. El encierro de su amante en un campo de concentración y el miedo al encontrase sola, o ser perseguida, detono su colapso nervioso.

Mi cura utilizo de su inconsciente: sus imágenes, sus sueños, sus fantasías y visiones, no sólo consistió en amplificarlos transportándolos a los grandes escenarios míticos y legendarios, sino también en lo que podríamos llamar "densificación", es decir, convertía los espectros en seres, las apariciones fantasmales en personajes concretos.

Logré que expresara los contenidos de su inconsciente, que irrumpen en el campo de acción de su yo, los que ella estructuraba; dibujándolos, esculpiendo, escribiendo poemas o en otras expresiones literarias, desde luego también hablándolas. Así, por ejemplo, ella podía soñar con una imagen y luego la volcaba en un dibujo otorgándole color, rasgos y características concretas que quizás, no correspondían plenamente con la imagen onírica, pero que, no obstante, tenían su nacimiento y foco de atracción en ella. Al surgir una fantasía activa, ambos intentábamos comprender.

Deje que surgieran todas sus emociones, sus sentimientos, sus ideas obsesivas, utilizando las imágenes oníricas, abordando las imágenes interiores como si se tratara de presencias objetivas. Ayudando a comprendiera que toda fantasía constituye un auténtico proceso psíquico, que nos asalta. Ante tal escenificación, no hay que ser un simple observador, sino que hay que actuar, pero no como si eso fuera únicamente "pura fantasía", sino como si fuese real.

No basta con "comprender", sino que hay que enlazarlo con un compromiso ético, moral, y de esta forma la corriente de las imágenes interiores comienza a servir para la construcción de la totalidad de la personalidad, es decir, para la "individuación" y para establecer una seguridad íntima capaz de resistir el asalto de los problemas exteriores e interiores.

Por un momento me quede pensando en las palabras del psicólogo y le respondí: Según entendí a través de este ejercicio se puede ver, interpretar, y entender la revelación del inconsciente personal y del colectivo, permitir que el individuo tome contacto con la fuente creativa de su propio mundo interior, pero tengo una pregunta: ¿La fantasía activa es un estado psíquico de disociación?

-Más bien de una participación positiva de la conciencia. En ella confluye la personalidad consciente e inconsciente del sujeto, unificando la personalidad. Mediante la Imaginación Activa nos hallamos en situación de poder descubrir y manejar los arquetipos.

Cuestiono a Jung: ¿Opina usted como Freud que mientras más se hacen asequibles al ser humano los frutos del conocimiento, más se echan abajo las creencias religiosas y que las religiones son un fenómeno de "desplazamiento" relacionado con una concepción mitológica de la vida propia de los pueblos primitivos?. Un mecanismo inconsciente que proyecta en el mundo externo, el deseo de eternidad y trascendencia, frente a la finitud y los temores que esta falta genera en todos nosotros.

-Carl Jung responde: ¡Sí lo sabré lo discutimos muchas veces. Freud desde el punto de vista antropológico define a la religión como un mecanismo de defensa infantil frente a los albures de la condición humana. El piensa que el ser humano personificó las fuerzas naturales y las elevó a la categoría de fuerzas protectoras que le ayudan a sobrellevar su sentimiento de impotencia. Según él, este modelo de comportamiento subyacente está ligado a la percepción que el niño tiene durante su primera infancia de sus padres y sobre todo de su padre, en tanto que personaje protector. El futuro de la religión, afirma Sigmund, es ser superada por una concepción no mitológica de la vida, como las ciencias y el psicoanálisis.

Pero difiero de él, que consideraba la religión como una gran neurosis obsesiva, como un falso sentimiento de seguridad. Para mí la experiencia religiosa, deriva de la experiencia del inconsciente colectivo, y por lo tanto responde a una necesidad universal de toda la humanidad, una necesidad de dar sentido a la vida, de trascendencia. El hombre debe ser libre de encontrar una religión como expresión de su propia peculiaridad y no le debe imponer una moral y una tradición religiosa, ya que se tornaría en una fuente de conflictos neuróticos.

¿Qué piensa usted de los fenómenos ocultos?

- Déjeme contarle un suceso, estando yo en la casa de Freud, en su biblioteca le hice la misma pregunta a Sigmund: ¿Qué piensa, profesor, de los fenómenos ocultos? Freud reacciono de forma violenta. Percibió mi pregunta cómo impetuosa, ambiciosa y provocadora. Siempre me había aconsejado que mis estudios debieran regirse por la más estricta y rigurosa razón científica.

Mientras aplastaba su cigarro, en el cenicero, me acusó de haber emprendido una cruzada sin su autorización, propagando factores místicos que según él, no me dejaban mantener una mente fría. Fue entonces que se acaloró mi diafragma, sentí que estaba hecho de hierro y que ardía, el calor aumentaba, abrasando mi bóveda. Pensé que mi pecho era un disco solar, que vibraba por la incandescencia. Me encontré con la mirada de Freud y en ese justo momento hubo un estruendo explosivo en la biblioteca. Ambos nos sobresaltamos, alarmados temimos que todo se nos caería encima. Reaccione y dije: Profesor, ¿Lo ve? la realidad es un misterio más grande de lo que imaginamos. Lo que ha sucedido es un ejemplo de “fenómeno de exteriorización catalítica”. Freud lo rechazo y me dijo: lo que usted dice, son puras estupideces. La madera cruje por la dilatación

Le respondí: se equivoca y para probar lo que afirmo ¡Predigo que ahora habrá otro estruendo! Tan pronto como termine de pronunciar mis palabras, se produjo efectivamente una detonación idéntica que alteró toda la habitación. El ajedrez que estaba sobre el escritorio tembló y algunas piezas fueron a dar al suelo.

¿Como lo supo?

-No lo sé, no sé, que me impulso a decir eso; quizá fue mi magnifico inconsciente.

Vivir.

Antes de que usted llegara, Alex me dijo que el propósito de la vida humana y el significado de la felicidad, es dar el máximo que una persona puede dar. Me parece que él inconscientemente sintió que los mayores logros de su vida se darían en el ajedrez y no en las leyes. Aunque Alekhine para ganarse la vida, no dejó la ciencia jurídica. Entre los torneos de ajedrez, escribió varias obras científicas más importantes sobre las leyes por lo que en 1925 la Universidad de la Sorbona le otorgó el título de Doctor en Derecho, después de defender su tesis sobre el sistema de prisión en China.

Buda...

-Es la comprensión racional.


Cristo.

-Es víctima del destino.


El pasado.

-El pasado es un cubo lleno de cenizas,


El futuro.

-Es algo increíble, que espera en un sitio ser descubierto.

.Combinación

-También pienso como aleksandrovich que la combinación es el alma del ajedrez

Jung ríe y divertido dice: ¡No me ha tomado el tiempo entre pregunta y respuesta!

También rió y le pregunto: ¿Usted piensa que los ajedrecistas se hacen solos?

-Uno recuerda con aprecio a sus maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestros sentimientos. Quienes no encuentran deleite en aprender, quienes no pueden sentirse atraídos por nuevas ideas o experiencias, no podrán desarrollarse más allá del punto, donde descansan ahora. Si hay una sola fuerza que alimente la raíz del dolor, es el rehusarse a aprender más allá del momento presente. El conocimiento descansa no solo sobre la verdad sino también sobre el error.

El entrenador de ajedrez: sangre sudor y lágrimas.

-Antes de querer cambiar al niño, tendríamos que querer cambiar nosotros.

Cuando usted me ha contado sobre la pintora, le he mirado emocionado.

-Pude bien enamorarme de ella, como de Toni Wolff , como de Sabina Spielrein, como de Ema. Ella es un personaje delirante, maravilloso, una felina, un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sombrilla, que se convierte en un pájaro, que se convierte después en pescado y desaparece.

Sobre la tarde se descolgó un fuerte viento, una luz surco el cielo, escuchamos el atronador ruido de un rayo y el estallido de la fabulosa lluvia. El gato que aún permanecía cerca de nosotros, huyó despavorido.

Aquí la entrevista a Alekinne: Quienesjugaronajedrez.blogspot.mx-Alekinne


Interdatos sí usted quiere saber más del tema:
 
Crookhey Hall (1947) Pintura de Eleonora.



Una mujer blanca corre ante el espasmo de tres espíritus masculinos y una mujer gato. El título coincide con la residencia en la que Leonora y sus hermanos, después de la mudanza de su lugar natal inglés, quedaron al cuidado de una institutriz francesa, un tutor religioso y una nana irlandesa, de la cual habría de aprender cuentos fantasmales y de tradición celta. También su amor de antaño, Max Ernst, aparece en un retrato de 1940.





Jorge LuisBorges.

La noche del 14 de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, el escritor Jaromir Hladik, soñó con un largo ajedrez. "No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres; la partida había sido entablada hace muchos siglos; nadie era capaz de nombrar el olvidado premio, pero se murmuraba que era enorme y quizá infinito; las piezas y el tablero estaban en una torre secreta; Jaromir (en el sueño) era el primogénito de una de las familias más hostiles; en los relojes resonaba la hora de la impostergable jugada; el soñador corría por las arenas de un desierto lluvioso y no lograba recordar las figuras ni las leyes del ajedrez. En ese punto se despertó. Cesaron los estruendos de la lluvia y los terribles relojes. Un ruido acompasado y unánime, cortado por algunas voces de mando, subía de la Zeltnergasse. Era el amanecer, las blindadas vanguardias del Tercer Reich entraban en Praga"



Tengo una gata que no se llama de ninguna manera
y está tan vieja que sólo tiene un diente.







La familia de familia. 

Alex el primero sentado a la derecha. Trosky amigo de la psicoanalista Sabina Spielrein a la que conoció en Viena, un día se presento en la Celda de Alekinne, quien se encontraba preso en Odesa -En los tiempos de la Revolución Bolchevique- a jugar una partida de ajedrez, la que según Alekinne le salvo la vida.






Alexander Alekhine, retrato de Ray Man 
aficionado al ajedrez, amigo de Marcel Duchamp





Alex el primero sentado a la derecha. 

Trosky amigo de la psicoanalista Sabina Spielrein a la que conoció en Viena, un día se presento en la Celda de Alekinne, quien se encontraba preso en Odesa -En los tiempos de la Revolución Bolchevique- a jugar una partida de ajedrez, la que según Alekinne le salvo la vida.


Alekinne abraza a su abuela.



A la ciega Alekinne vs 37 alemanes.

El  General alemán anunció que inclinaba su rey;  Alekinne se acercó al tablero y le sugirió cambiar los colores, continuando la partida a partir de esa posición de abandono. El General aceptó  y tras realizar usted su jugada, el General realizó la suya… poco después y tras una serie de jugadas posteriores  el General alemán volvió a rendirse de nuevo. Pero Alex le propuso volver a cambiar los colores … hasta darle jaque mate




Razas elegidas", de la misma autora  Margaret Sothern

Junto al cuerpo de Alekinne, se encontró un libro de
 Margaret Sothern. "En el exilio"

http://quienesjugaronajedrez.blogspot.mx



Grace la ultima esposa de Alekinne De izquierda a derecha: 

las esposas de Hans Kmoch, Salo Flohr y Alexander Alekhine.  

La primera esposa de Aekinne fue Alexandra Bataeva poco se sabe de ella., era viuda y trabajaba como vendedora. Al año se divorcio. Después e caso con la suiza Anne-Lise Rige quien fue una trabajadora social, por su trabajo no siempre podían acompañar a su marido, a los torneos. Tuvo un hijo con ella Alexander Alekhine (1921-2009), que vivió en Suiza con su madre hasta su muerte en 1934 Alekine participo poco en la educación de su hijo. Con Esperanza Vasilyeva (nee Fabritskoy) Alekhine vivió durante diez años 

Ella condujo los asuntos de su marido y cuido de Alekine. Su ultima esposa fue Grace Viskhar, viuda de un plantador de té británico que vivía en Ceilán. Era mayor que su marido por 16 años y fue una fuerte jugadora de ajedrez. Este matrimonio mejoro y la situación financiera de Alekinne. Grace recibió una gran herencia de su primer marido. Mucho se ha escrito acerca de Alekhine y su predilección por el alcohol, sobre todo desde la década de 1930. Según algunos, la última esposa Grace Alekhine fue lo que contribuye al alcoholismo de su marido. 

 Alekhine vivió a expensas de la prosperidad de su mujer,sin faltarle nada material. Pero no fue feliz. En lugar de luchar con la adicción de su marido al alcohol, Grace bebía con él. Ella se negó a aceptar a su hijo Alexander en su familia. El niño fue criado en un orfanato.
Su primera esposa fue Alexandra Bataeva poco se sabe de ella, era viuda y trabajaba como vendedora. Al año se divorcio. Después se caso con la suiza Anne-Lise Rige quien fue una trabajadora social, por su trabajo no siempre podían acompañar a su marido, a los torneos. Tuvo un hijo con ella Alexander Alekhine (1921-2009), que vivió en Suiza con su madre hasta su muerte en 1934 Alekine participo poco la educación de su hijo.

Con esperanza Vasilyeva (nee Fabritskoy) Alekhine vivió durante diez años. Ella condujo los asuntos de su marido y cuido de Alekinne.

Su ultima esposa fue Grace Viskhar, viuda de un plantador de té británico que vivía en Ceilán. Era mayor que su marido por 16 años y fue una fuerte jugadora de ajedrez. Este matrimonio mejoro y la situación financiera de Alekinne. Grace recibió una gran herencia de su primer marido.

Mucho se ha escrito acerca de Alekhine predilección por el alcohol, sobre todo desde la década de 1930. Según algunos, la última esposa Grace Alekhine fue lo que contribuye al alcoholismo de su marido.

Sobre Alekinne, Ruben Fine expresó: "Es muy malo, probablemente el hombre mas malo que he conocido".




Sentados analizando: Has Frank y Alekhine.

Frank estaba muy interesado en el ajedrez. No sólo poseía una extensa biblioteca de literatura sobre el ajedrez también fue un buen jugador. El fue quien recibió a Bogoljubow Maestro de ajedrez de origen ucraniano y se organizó un congreso de ajedrez en Cracovia. Seis meses más tarde se anunció la creación de una escuela de ajedrez bajo la dirección de Bogoljubow y de Alexandrovich Alekhine,




El actor Aleksandr Mikhajlov como Aleksandr AlekhinBelyy sneg Rossii 1980 película biográfica de lavida de Alekinne dirigida por Yuri Vyshinsky, y escrita por Aleksandr Kotov y Vyshinsky YuriActores: Aleksandr Mikhajlov Yuri Kayurov Natalya Gundareva Vsevolod Yakut Aleksandr Goloborodko Krystyna Mikolajewska Boris Galkin Vladimir Samojlov .-Dar clin en la foto para ver la película-





"Blanco y Negro"A lo largo de la película podemos ver figuras Nicolay Krylenko, el principal impulsor político del Ajedrez en la URSS tras la Revolución Rusa, La esposa de Alekhine Grace Wishard, Emmanuel Lasker. Salo Flohr , a Francisco Lup. Aparecen, aunque ya de un modo muy fugaz y sin un papel especialmente destacado, en cuanto a interpretación se refiere, las figuras de: Mikhail Botvinnik que por entonces comenzaba a despuntar como líder de la recién nacida Escuela Soviética de Ajedrez.



Vemos también a Vera Menchik, la que fuera la 1ª Campeona Mundial de Ajedrez femenino (en la película aparece de espaldas jugando contra Emmanuel Lasker en el Torneo de Moscú de 1935, torneo en que se vetó a Alekhine a pesar de seguir siendo el Campeón del Mundo). Finalmente aparece muy fugazmente Max Euwe el cual quizás debiera haber tenido un papel algo más extenso,


Leonora Carrington

Yo no decidí ser pintora. La pintura lo decidió por mí. Me escogió y me inventó y yo simplemente lo he hecho lo mejor que he podido. Estudié mucho en Londres, en París, en Italia. Necesitaba la técnica, no ideas, porque cada uno tiene las suyas. Continúo estudiando. Me considero una eterna estudiante.- Leonora Carrington-



Mi principio de vida, como artista, es no explicar nada. Las imágenes llegan, pero no sé de dónde vienen. Sospecho que del subconsciente universal. Aunque no puedo discernir qué es mío, ni de qué parte de mí surge lo que hago. Muchas veces, los personajes suben solos a los cuadros. -Leonora Carrington-


Lo que me atrae del mundo, es lo que queda del ayer, los árboles, los animales, la belleza

El universo pictórico de Leonora Carrington está marcado por una constelación de seres fantásticos que la acompañaron a lo largo de sus noventa y cuatro años de vida. Seres que habitaron su imaginario desde la niñez, cuando su nanny y su madre irlandesa le contaban historias fabulosas en las que los mitos y leyendas populares celtas, los relatos de fantasmas y los cuentos de hadas que fueran tan populares en la era victoriana, se entreveraron en su inconsciente para tejer con los invisibles hilos de la memoria una sensibilidad fuera de lo común. 

Nacida en Lancashire, Inglaterra, en 1917, Leonora desde muy temprano destacó entre sus tres hermanos por manifestar una rebeldía precoz ante la autoridad recalcitrante de su padre, el magnate de la industria textilera inglesa, Harold Carrington, quien nunca logró entender que el poderoso mundo interno de su hija no tenía nada que ver con el apretado y rancio entorno aristocrático al que la familia se aferraba.La lectura ha sido determinante en su vida. Justamente fue a partir de un libro que le regaló su madre, El surrealismo, de Herbert Read, cuya portada es un cuadro de Max Ernest, Dos niños amenazados por un ruiseñor, que se introdujo en el movimiento surrealista, tenía 19 años. 

Más tarde alimentó ese fantástico universo con tratados de alquimia, astrología, cábala y mitología celta, y ahora se sumerge en la física para encontrar respuestas a ciertos misterios de la vida. Yo no conozco a nadie, ni a mí misma. Uno no puede conocerse, los seres vivos no sabemos nada. Estoy convencida de la enorme y oscura ignorancia en la cual todos vivimos. Somos una cosa tan chiquita en el enorme universo y no sabemos nada. Tengo conciencia de estar prácticamente invisible.

Fue amor a primera vista. Me fui con él –se refiere a Ernest- y mi compañero, Serge Chermayeff, me llamó puta. Yo le contesté: «Así son las cosas, ¿qué quieres que haga?». Fue maravilloso. No puedo decir que fuera la relación más importante; fue un gran amor y un gran mentor. Pero no creo en superlativos ni en categorizaciones. Sin embargo, Max me mostró otro universo y me llevó por caminos a los que en mi pequeña vida ordinaria de burguesa jamás habría tenido acceso. Lo adoraba como artista y como intelectual. 

Era distinto de los demás surrealistas. Una persona muy complicada.e Leonora Carrington está marcado por una constelación de seres fantásticos que la acompañaron a lo largo de sus noventa y cuatro años de vida. Seres que habitaron su imaginario desde la niñez, cuando su nanny y su madre irlandesa le contaban historias fabulosas en las que los mitos y leyendas populares celtas, los relatos de fantasmas y los cuentos de hadas que fueran tan populares en la era victoriana, se entreveraron en su inconsciente para tejer con los invisibles hilos de la memoria una sensibilidad fuera de lo común. 

Nacida en Lancashire, Inglaterra, en 1917, Leonora desde muy temprano destacó entre sus tres hermanos por manifestar una rebeldía precoz ante la autoridad recalcitrante de su padre, el magnate de la industria textilera inglesa, Harold Carrington, quien nunca logró entender que el poderoso mundo interno de su hija no tenía nada que ver con el apretado y rancio entorno aristocrático al que la familia se aferraba.La lectura ha sido determinante en su vida. Justamente fue a partir de un libro que le regaló su madre, El surrealismo, de Herbert Read, cuya portada es un cuadro de Max Ernest, Dos niños amenazados por un ruiseñor, que se introdujo en el movimiento surrealista, tenía 19 años. Más tarde alimentó ese fantástico universo con tratados de alquimia, astrología, cábala y mitología celta, y ahora se sumerge en la física para encontrar respuestas a ciertos misterios de la vida. 

Yo no conozco a nadie, ni a mí misma. Uno no puede conocerse, los seres vivos no sabemos nada. Estoy convencida de la enorme y oscura ignorancia en la cual todos vivimos. Somos una cosa tan chiquita en el enorme universo y no sabemos nada. Tengo conciencia de estar prácticamente invisible.
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Fue amor a primera vista. Me fui con él –se refiere a Ernest- y mi compañero, Serge Chermayeff, me llamó puta. Yo le contesté: «Así son las cosas, ¿qué quieres que haga?». Fue maravilloso. No puedo decir que fuera la relación más importante; fue un gran amor y un gran mentor. Pero no creo en superlativos ni en categorizaciones. Sin embargo, Max me mostró otro universo y me llevó por caminos a los que en mi pequeña vida ordinaria de burguesa jamás habría tenido acceso. Lo adoraba como artista y como intelectual. Era distinto de los demás surrealistas. Una persona muy complicada.El París de antes de la guerra era un lugar increíblemente productivo; nos reuníamos en el café en St Germain-des-près, hasta que un día Hitler comenzó a ser el principal tema de conversación. 

ronto acabó aquella felicidad. Al comenzar la guerra, al que tenía un poco de inspiración o decía algo distinto con su arte, lo llevaban a un campo de concentración. Fue una confusión mental terrible. Pensaban que los artistas pertenecíamos a otra raza. He pintado de una forma nada planeada, inconsciente; quizá podría llamarlo suerte, destino, inspiración, o como decía Breton: «El azar objetivo». 

He cambiado porque ahora sólo estoy segura de que soy completamente ignorante, de que no sé nada. Por ejemplo, ¿qué sabemos de la muerte? La diferencia entre vida y muerte no es tan clara y, para entender la muerte, hay que entender todos los lugares en nosotros, y los sueños son lugares.Me he sentido cerca del budismo tibetano. Sus creencias son extraordinarias y siguen prácticas que intelectuamente son muy satisfactorias. Pero el budismo no era para mí. Siempre he intentado descubrir algo que se conectara con mis experiencias. Por eso las teorías de Jung, al que conocí antes de la guerra y que estudié mucho en los 60, me interesaban.



El tablero "estratégico" diseñado por Max ErnstMax Ernst ha tenido siempre una gran fascinación para el juego de ajedrez. Gran jugador, compartió su pasión con su esposa Dorothea Tanning y su amigo Marcel Duchamp.  Pero, más allá de la inteligencia del juego, esta fascinación se extendía más al artista frente a la magia simbólica de cada pieza y los juegos gráficos resultantes de sus movimientos.  Él ve, en el ajedrez, una escultura viviente donde las formas de hacer frente a cada pieza en una danza metafísica.  Así, incluso antes de su pasión por la escultura, sus primeros logros en el volumen, en 1929, eran modelos de estilo surrealista de piezas de ajedrez, algunas de las cuales fueron reproducidas en bronce.




Dorothea Tanning

Los artistas de la época no aprueban un romance en tiempos de guerra entre una mujer casada - Dorothea Tanning- con un oficial de marina en servicio activo y un ciudadano alemán, Max Ernest




Cuadro de la pintora Dorothea Tanning








Curiosa fue la forma en la que se conocieron Max y Dorothea: 
el ajedrez los enfrentó durante horasMax Ernst y Dorothea Tanning




Max Ernst en un barco azul.
Dorothea Tanning, pintora, escultora, poeta, 


y fuerte jugadora de ajedrez.


Freud creía que los sueños son símbolos que expresan, en forma muy disfrazada, los deseos reprimidos del subconsciente, casi todos de tipo sexual y originados en la infancia.

Carl Jung no estaba de acuerdo con la insistencia de Freud en los deseos sexuales reprimidos, que a él le parecía exagerada. En su opinión, los sueños reflejan «arquetipos: huellas de memoria heredadas de nuestro pasado evolutivo. Los sueños de volar y de caer, por ejemplo, son recuerdos genéticos de antepasados que saltaban por las ramas de los árboles y de vez en cuando se caían al suelo

En lo que a Jung concierne", Freud le escribió finalmente a Ernest Jones, "parece haber perdido el juicio, se está comportando como un loco"



Desde niña, Emilie la madre de Jung, al igual que otros miembros de su familia, tuvo un interés morboso por todo lo relacionado con fantasmsa e historias sobrenaturales, con frecuencia veía apariciones y "auras", incluso alguna de sus primas llegó a hablar en un lenguaje desconocido durante una "posesión". A pesar de estas aficiones, Emilie, poseía una personalidad apática y siempre mostró escaso interés en su apariencia. Sus contemporáneos la describen como una mujer grande, callada y de aspecto torpe. Luego de un gris noviazgo se caso con Paul padre de Jung y ambos fueron a vivir a la pequeña villa de Kessewil. El desencanto no tardo en venir, su rutina era pesada y tediosa. Luego de perder dos hijos, se aisló cada vez más del resto de la gente. Los sermones del domingo los escuchaba en una silla, apartada de los otros parroquianos. Por fin, en 1875 tuvo un hijo sano, Carl Gustav. Pero esto no implico un cambio en Emilie, la cual alcanzó una gordura anormal y acrecentó el número de sus "visiones". 

Gran parte de la infancia de Jung estuvo marcada por estas historias de muertos que volvían de la tumba y "posesiones" que su madre le relataba repetidas veces. La educación de los niños tampoco pudo salvar al matrimonio de los Jung, el cual termino en un indiferencia recíproca y en cuartos separados. La vida posterior de Emilie estuvo caracterizada por las crisis de abulia y depresión cada vez más agudas y prolongadas, lo que condujo a que fuese ingresada varias veces en instituciones mentales. Murió en 1923. En su madurez, Jung la recordaría como una mujer obesa, irascible e ignorante, aunque en el fondo, cariñosa.




"No pude evitar amar a Mussolini, su energía
y elasticidad son contagiosas, cálidas

 y humanas."- Carl Jung -






Jung era un hablador descomedido y verborreico, arrollador. Se le pregunto a Jung un día antes de su muerte: ¿hay importancia en saber si existe algo más allá de la muerte?. Jung meditó un rato y afirmó que la pregunta ha sido mal formulada, que debió preguntar "si hay alguna razón para creer que existe algo más allá de la muerte".



A los seis años, su padre lo inició en el estudio del latín, situación que le producía un gran interés; también aprendió a leer, a hablar y a escribir la mayoría de las lenguas modernas del occidente europeo. Carl era un niño solitario y melancólico, que se sentaba sobra una roca secreta, según él, con vida propia. –“Estoy yo sentado en la roca o soy la roca en la que Él está sentado?”-, se preguntaba a menudo, (“Jung”, su biografía, de Maggie Hyde y Michael McGuinness). 

Cavilando sobre esto, Carl buscaba en vano información en la biblioteca privada de su padre y se iba a sentar de nuevo en su roca, hasta un día en que se sintió libre de su turbación: tenía la sospecha de que también en él había algo eterno, algún “otro”, como la roca. – “Ella, la roca, sabe el secreto; ella es el secreto porque tiene miles de años”- decía. La doble influencia religiosa del protestantismo suizo y de la espiritualidad pagana, provocaron un dualismo en Carl, y convencido de que tenía dos personalidades, las denominaría la “Número 1” y la “Número 2”. Asoció su dimensión “Número 2”, al mundo sobrenatural, al que conocía su madre. En secreto talló un hombrecillo de madera y con tinta le pintó levita y botas negras; junto con una piedra lo guardó en una caja de lápices, que preparó, como si fuese una cama.

El contaría: “Lo escondí en el ático, y, a veces, le ponía un papelito con un mensaje secreto”. Años más tarde, Jung describiría sus dos personalidades así: la “Número 1”, participaba en el mundo común y corriente: Tenía estallidos emocionales, muy infantiles y díscolas; pero también ambicionaba ser una persona de ciencia, alcanzar el éxito académico y tener una vida culta y prestigiosa. La personalidad “Número 2”, era mucho más inquietante, era ese “otro” al que había identificado en la roca y con el secreto de la gracia de Dios. Portaba un significado y retrocedía misteriosamente hacia el fondo de la historia. 

Cuando Carl tenía nueve años, su madre dio a luz a su hija Gertrude y le dijo entonces: -“Hijo, de ahora en adelante tendrás la compañía de tu hermana”-; pero ya era demasiado tarde; él confesaría, casi al final de su vida, en una entrevista televisiva, que le gustaba la escuela porque necesitaba compañía, ya que su niñez, en el campo, había sido muy solitaria. En 1886, a los once años de edad, Carl fue internado en la escuela secundaria de Basilea. Su afán de conciliar sus mundos “Número 1” y “Número 2”, persistió durante su adolescencia. –“Al cumplir los doce años, aprendí lo que era la neurosis”-, confesó más tarde. Por unos misteriosos desmayos que comenzaron a edad temprana y que preocupaban a su padre, faltaba a la escuela con frecuencia: - “Tal vez se trate de epilepsia”-, decían los médicos; por esa época tuvo una curiosa experiencia cuando caminaba por la calle y de pronto sintió como si él mismo emergiese de un muro de niebla. 

– “! Ahora lo sé, ahora soy yo mismo ¡”-, exclamó feliz. Entonces se fue identificando cada vez más, con su personalidad “Número 1” y se convirtió en un joven algo, atlético y alegre. Quería estudiar arqueología, pero no podía costearse una carrera tan costosa; en 1894 ingresó en la Facultad de Medicina, en la Universidad de Basilea. Junto a los textos médicos, Carl devoraba otras filosóficas de Kant y Nietzsche; leyó las de Swedemborg sobre espiritualismo y fenómenos paranormales. También se hizo miembro del Club Zofingia, una sociedad universitaria de debates, donde pudo explorar algo que le fascinaba: el alma humana. –“¿Qué eso tan extraño que entra y sale del cuerpo al nacer y al morir?”-, se preguntaba con frecuencia. En 1897 muere su padre, causándole más dolor y más interrogantes sobre el alma.

Al trabajar con la asociación de palabras Jung se dio cuenta que era incapaz de explicar ciertos retardos en las palabras que aparentemente no significaban nada para el sujeto, ni revisando el historial ni preguntado podía entender Jung que era lo que provocaba los retardos. No fue sino hasta la lectura de La interpretación de los sueños del psiquiatra vienés Freud que Jung esbozo una teoría que explicaba el retardo por la carga inconsciente que las palabras tenían en las personas. A partir de ese hecho.

Jung fue un promotor del psicoanálisis freudiano en Zürich e incluso envía uno de sus libros sobre asociación de palabras a Freud, el cual lo recibe con agradecimientos y elogios para su autor. Según Freud, los tests de Jung son una comprobación empírica de su psicoanálisis.


Karl Gustav Jung, Arquitecto e historiador

Su abuelo materno, el reverendo Samuel Preiswerk, era arcipreste de la Iglesia de Basilea, filólogo También tenía contacto con el mundo de los espíritus. Todas las semanas, durante sesiones espiritistas, el reverendo Preiswerk conversaba con su primera esposa, ya fallecida. “-Esto consternaba a su segunda esposa, pero fascinaba a sus hijos, en especial a Emilie, la madre de Carl”. Emilie era problemática, trataba a su pequeño hijo como si fuese mayor edad y le decía: -“Mi padre nos enseñó mucho sobre el espiritismo; mientras él escribía o pronunciaba sus sermones, mis hermanos y yo permanecíamos detrás de él, ahuyentando a los malos espíritus”-. Por estas conversaciones y otras sobre apariciones y espectros y demás fenómenos parasicológicos, desde muy pequeño, Carl Jung desarrolló un permanente interés en las supersticiones, las mitologías y el espiritismo.

Los años que van de 1913 a 1917 están bastante mal documentados y son quizás los más obscuros en la vida de Jung, quien los describiría como un "descenso al infierno". Al parecer fue presa de la depresión y de una fuerte neurosis. Aún es capaz de dar consultas en Küsnacht, pero se mantiene alejado de la familia y pasa largas horas sólo a la orilla del lago, amontonando piedras sin sentido y dibujando figuras al azar en la arena, esperando entender el mensaje que el inconsciente intenta comunicarle.

En 1918, ya recuperado, y hasta el año de 1940, Jung da consultas, estudia y escribe. Sus libros se vende bien y es ya uno de los más famosos terapeutas de Europa. También se vuelva más apegado a sus hijos, con los cuales organiza excursiones a las montañas. Cada vez da menos consultas y cada vez estudia y escribe más, lo que se refleja en la notable erudición de sus libros. Emma Jung también se vuelve una famosa terapeuta y escritora de artículos sobre psicología analítica.

Es precisamente durante el fin de los años 30 que Jung comete el más grave de sus errores. Según el mismo relata, la mayoría de las neurosis de sus paciente se debían a la incapacidad de poder incluir y articular, ricos y liberadores elementos del inconsciente colectivo, a la consciencia racional que el occidente positivista había fomentado y construido. Según sus conclusiones, occidente vive un periodo de ultra-materialismo que le impide a la dimensión espiritual, tomar su lugar en la vida moderna. Jung cree ver en la revolución nacional-socialista elementos significativos que indican un retorno a la relación verdaderamente profunda entre el hombre y la naturaleza. Pero pronto sería desengañado y el también condenaría al régimen de Hitler, no obstante, y hasta su muerte, el estigma de haber sido un simpatizante nazi le perseguiría.

En la década de los 50 Jung viaja a África, en busca de material que vinculara su bien conocido inconsciente europeo con el de otras razas. Los africanos se sorprendieron al ver a ese hombre maduro descender del avión y saludarlos en un fluido swahili. En 1955 muere Emma. Jung murió en 1961 en su casa de Küsnacht.

Al trabajar con la asociación de palabras Jung se dio cuenta que era incapaz de explicar ciertos retardos en las palabras que aparentemente no significaban nada para el sujeto, ni revisando el historial ni preguntado podía entender Jung que era lo que provocaba los retardos. No fue sino hasta la lectura de La interpretación de los sueños del psiquiatra vienés Freud que Jung esbozo una teoría que explicaba el retardo por la carga inconsciente que las palabras tenían en las personas. A partir de ese hecho.

Jung fue un promotor del psicoanálisis freudiano en Zürich e incluso envía uno de sus libros sobre asociación de palabras a Freud, el cual lo recibe con agradecimientos y elogios para su autor. Según Freud, los tests de Jung son una comprobación empírica de su psicoanálisis.



La Familia Jungov su padre Paul, su madre Emily  
y su hermana Gertrudis y  Carl.



Los padres de Jung.




Carl en sus tiempos de estudiante.



Jung con Emma Rauschenbach


La prima de Jung


Héléne Preiswerk 




Jung en su tesis de medicina publicada en 1902, "La psicología y patología de los fenómenos llamados ocultos" narró la experiencia que había realizado con una joven médium espiritista que llamó S. W.; el abuelo materno de esta joven, un pastor protestante, tenía alucinaciones visuales; el hermano era retrasado mental, y la hermana sufría algunas anomalías psíquicas. En su presentación Jung no omite el lado paterno, subrayando que la abuela de la paciente era histérica y padecía crisis de sonambulismo durante las cuales "profetizaba". Los progenitores eran víctimas de trastornos mentales, dos hermanos eran excéntricos, y dos hermanas presentaban síntomas histéricos. Durante las sesiones de espiritismo, S. W. revivía vidas anteriores. Había leído por azar el libro de Justinius Kerner (1786-1862) titulado La Vidente de Prevorst, que relataba un caso de transe magnético, y comenzó a hipnotizarse a sí misma, y después a hablar varias lenguas. 

La tesis de Jung era en realidad una autobiografía enmascarada que contenía una genealogía familiar. Samuel Preiswerk (1799-1871), el abuelo materno de Jung, pastor, teólogo, hebraísta y adepto al espiritismo, había pasado toda su vida junto a una silla especial instalada en su escritorio y reservada al espíritu de su primera mujer, que iba a "visitarlo" una vez por semana. Cuando redactaba los sermones, su hija Émilie Preiswerk (1848-1923), futura madre de Carl Gustav, debía permanecer detrás de él para que los espíritus no leyeran por encima de su hombro. Émilie era una mujer fea y, después del matrimonio, se convirtió en autoritaria y depresiva; pasaba su tiempo en ejercicios de espiritismo. El hermano, Rudolf Preiswerk, tenía dos hijas, Héléne y Louise, y con ellas y su madre el joven Jung tomó en su adolescencia la costumbre de entregarse al espiritismo, sin que lo supiera el padre, el reverendo Paul Jung (1842-1896), que ignoraba las actividades de las mujeres de la familia. El padre de Paul, Carl Gustav Jung (1799-1864), llamado el Viejo, personaje ilustre de la ciudad de Basilea, en su juventud había conocido la cárcel por sus ideas políticas, y después de un período de exilio se había dedicado al tratamiento de las enfermedades del alma. Se especula que la prima se enamoro de Jung.







Obra esculpida por JungEl tiempo es un niño —juguetón como un niño— jugando al ajedrez — el reino del niño. Éste es Telesforo, que recorre las oscuras regiones de este cosmos y brilla como una estrella procedente de las profundidades. Indica el camino hacia las puertas del sol y al país de los sueños.»Jung era un individuo fornido y de anchas espaldas, alto y macizo, un teutón de rostro fuerte y anguloso.

Marcel Duchamp casi abandonó el arte por el ajedrez, con gran enojo de André Breton. Fue campeón de Normandía, representó varias veces a Francia (incluso en el equipo capitaneado por Alekhine.





Tras su muerte, el cuerpo de Alekhine permaneció sin enterrar en Estoril durante tres semanas. Luego, la Federación Portuguesa de Ajedrez lo hizo inhumar en una humilde sepultura en el cementerio de Estoril. Sólo estuvieron presentes unos pocos ajedrecistas. Sus restos fueron olvidados hasta 1956, Después se quiso trasladarlos a Rusia, a lo que su viuda se opuso y fueron trasladados al Cimetière du Montparnasse, en París con el apoyode la FIDE Y las federaciones de ajedrez rusa y francesa.

Tras presenciar una partida de ajedrez en su colegio, Aleksandr Kótov volvió a su casa y creó sus propias piezas de madera con ayuda del padre para aprender a jugar.

Kótov dedicó parte de su vida y de sus investigaciones a estudiar la controvertida vida y la aportación al ajedrez de Aleksandr Alejin, o Alexander Alekhine, legándonos en sus libros - 4 tomos- sus valiosos descubrimientos sobre este genio.

Gran admirador suyo, Kótov intentó limpiar la imagen de antibolchevique y antisemita que le perseguía, en sus libros. Aunque aporta importantes descubrimientos sobre su vida, la admiración que le profesaba le hace pecar de falta de objetividad en ocasiones, lo que no impide que hoy en día esté considerado el mejor y más acreditado de sus biógrafos.

Kotovde claró, en su tiempo: "El surgimiento de la escuela soviética a la cima del ajedrez mundial es un resultado lógico del desarrollo cultural socialista"
"Libro Rojo"

Nueva York. El misterioso "Libro Rojo" de Carl Jung, conocido sólo por unos pocos allegados al psicólogo suizo y base fundamental de su obra, fue revelado este miércoles (7 octubre de 20009)en Nueva York al resto del mundo.

El libro escrito entre 1914 y 1930, considerado fuente principal de la obra posterior de Jung, se exhibe hasta el 25 de enero en el Museo Rubin de Nueva York, situado en el barrio Chelsea y especializado en artes del Himalaya.

La exhibición del libro coincide con su publicación en edición facsímil bilingüe con traducción al inglés por la editorial W.W.Norton & Company.

De formato folio, encuadernado en cuero rojo, la obra cuyo verdadero título es Liber Novus (Libro Nuevo) tiene 205 páginas caligrafiadas a mano por Jung y numerosas ilustraciones que recuerdan los manuscritos iluminados medievales.

Tras la muerte de Jung en 1961, el preciado volumen permaneció en manos de sus familiares, que se negaron a autorizar su publicación e incluso a permitir el acceso a estudiosos, antes de acceder finalmente a su divulgación.

El "Libro Rojo", como solía apodarlo el propio Jung, es una suerte de guía de viaje, pero se trata de un periplo interior al inconsciente del autor, relatado por él mismo, en un experimento a la vez literario y científico.

Todos los psicólogos del mundo conocían la existencia de esta obra del discípulo --y luego mayor rival-- de Sigmund Freud, pero sólo unas decenas de personas lo habían podido contemplar o leer su contenido hasta este miércoles.

El libro es producto de un método introspectivo desarrollado por Jung y conocido como "imaginación activa". En sus páginas, el autor volcó el resultado de esa exploración interior mediante palabras e ilustraciones.

Muchos de los dibujos pintados con témpera por Jung son figuras mitológicas y mandalas, es decir diagramas simbólicos circulares utilizados por el hinduismo y el budismo.

A partir de la experiencia del Libro Rojo, que tras la muerte de Jung pasó buena parte del tiempo encerrado en la caja fuerte de un banco suizo, el psicólogo desarrolló su teoría de los arquetipos y el inconsciente colectivo.

En la exposición, el visitante es invitado a contemplar cómo Jung buscó traducir sus sueños y fantasías en símbolos y formas gráficas contemporáneas, incluyendo los diagramas circulares tibetanos.

"La muestra aporta una luz nueva sobre la génesis de la obra de Jung y la construcción de la psicología moderna, y abre puertas para comprender cómo los mandalas y estructuras similares son interpretados a través de las distintas culturas", dijo Martin Brauen, curador del museo.

Junto al libro casi nonagenario, la exposición presenta una serie de dibujos al óleo, pastel y témpera, así como bosquejos relacionados con la obra y otros documentos originales de Jung.

Entre los manuscritos exhibidos en Nueva York figuran además los "libros negros", que contienen ideas y fantasías que condujeron a la creación del "Libro Rojo" del psicólogo suizo nacido en 1875.

Ver:


http://quienesjugaronajedrez.blogspot.mx/2010/10/marcel-duchamp.html















http://www.peremeny.ru/column/view/1202/