"Naranjas y limas
limas y limones
más linda la Virgen que todas las flores"
El Maestro escucho primero los cánticos que provenían de lejos, de la calle, las voces infantiles que se acercaban y después los toquidos a su puerta
De un viaje interior regresaron: las memorias de su infancia, los recuerdos de diciembre, el perfume del barrio, los rostros en procesión de sus amigos, aferrados a una rama del árbol de Navidad, decorada con esferas, con cabello de ángel. Las lagrimas que humedecieron sus ojos.
"En un portalito
de cal y de arenanació Jesucristo
por la Nochebuena.
Zacatito verde
lleno de rocío
el que no se tape
se muere de frío".
Resurgieron de antaño, las risas, el contento compartido con sus compañeros, golpeando a las puertas, de los afables vecinos. Y la pregunta repetida y obligada al abrirse la puerta ¿si la familia quería oír la rama?, y la algarabía de todos al oír que sí y su voz infantil canturreando:
"La calavera tiene un diente
tiene un diente
y la muerte tiene dos
Señora Santana,
¿por qué llora el niño?
Por una manzana que se la ha perdido
Que no llore por una, yo le daré dos
una para el niño y otra para Dios"
Aun con el sabor a lágrimas, el Maestro, recogió unas golosinas de la repisa, abrió la puerta con una sonrisa de dicha, que agradeció a los chiquillos.
"Si no me dan mi aguinaldo
mi aguinaldo
ya la pagarán con Dios".
Seguido de un guiño, Carlos Torre repartió dulces y amor.
Idea y recopilación Gabriel Capó.
limas y limones
más linda la Virgen que todas las flores"
El Maestro escucho primero los cánticos que provenían de lejos, de la calle, las voces infantiles que se acercaban y después los toquidos a su puerta
De un viaje interior regresaron: las memorias de su infancia, los recuerdos de diciembre, el perfume del barrio, los rostros en procesión de sus amigos, aferrados a una rama del árbol de Navidad, decorada con esferas, con cabello de ángel. Las lagrimas que humedecieron sus ojos.
"En un portalito
de cal y de arenanació Jesucristo
por la Nochebuena.
Zacatito verde
lleno de rocío
el que no se tape
se muere de frío".
Resurgieron de antaño, las risas, el contento compartido con sus compañeros, golpeando a las puertas, de los afables vecinos. Y la pregunta repetida y obligada al abrirse la puerta ¿si la familia quería oír la rama?, y la algarabía de todos al oír que sí y su voz infantil canturreando:
"La calavera tiene un diente
tiene un diente
y la muerte tiene dos
Señora Santana,
¿por qué llora el niño?
Por una manzana que se la ha perdido
Que no llore por una, yo le daré dos
una para el niño y otra para Dios"
Aun con el sabor a lágrimas, el Maestro, recogió unas golosinas de la repisa, abrió la puerta con una sonrisa de dicha, que agradeció a los chiquillos.
"Si no me dan mi aguinaldo
mi aguinaldo
ya la pagarán con Dios".
Seguido de un guiño, Carlos Torre repartió dulces y amor.
Idea y recopilación Gabriel Capó.
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