sábado, 8 de marzo de 2008

¿Los ajedrecistas se hacen solos?

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El conocimiento es útil cuando se vive.


Teóricamente, podemos aprender de los libros con los básicos conocimientos de lectura, pero no es enriquecedor. Los niños requieren respuestas afectivas, cubrir su necesidad de relación. Por ello no concuerdo con la frase “Los ajedrecistas se hacen solos” de Manuel López Michelone. El narcisismo es el polo opuesto de la objetividad, la razón y el amor.

Una forma elemental de conocimiento, es la sensación, una expresión no interpretada, ni necesariamente relacionada con experiencias previas. Nuestras sensaciones son la parte principal, del darnos cuenta de algo. Estas impresiones viajan por las terminaciones nerviosas e informan a nuestros órganos de los sentidos, de los estímulos externos.

Hablemos de la percepción. Si observamos una serie de figuras de ajedrez en una posición determinada, no afirmamos que únicamente son piezas de ajedrez colocadas al azar. Somos capaces de un proceso de contar, de relacionar y de descubrir la colaboración entre las figuras del ajedrez y darles un sentido integral, interpretativo en relación con conocimientos matemáticos, geométricos, ajedrecísticos. Podremos enunciar en su caso que las blancas darán jaque mate en seis jugadas más.

Son estas apreciaciones manifestaciones del conocimiento, de un valor mas alto que el de la sensación original y son posibles por una razón. Cuando las sensaciones primitivas (funciones elementales del conocimiento) se analizan, y se relacionan con experiencias anteriores, adquieren el significado de percepciones.

Pensamiento mágico.

Con un poco de imaginación podríamos visualizar a un ser humano prehistórico que una mañana se decide a capturar animales y que obligado por las inclemencias atmosféricas, pernocta lejos de su cueva, apartado de su clan, en cualquier paraje, cansado de un infructuoso recorrido. En una noche de luna, la luz que esta emana, se posa en la lanza del cazador, este agotado, semidormido la distingue por el reflejo. Al otro día hambriento parte de cacería y hábilmente consigue varias presas. Jubiloso comparte con sus amigos su descubrimiento, el gran secreto: “Deben dejar las lanzas la noche previa a la cacería serenadas a la luz de la luna, y la caza será abundante” y agrega” Si la luna no se refleja sobre el arma será infructuoso el salir.

La idea del reflejo lunar sobre la lanza asociado al éxito en la caza se llama pensamiento mágico. Este pensamiento mágico produce lo que se conoce como ritos que pretenden lograr resultados utilizando falsas relaciones de causa a efecto. Cuando algunos de los hombres de su horda fracasan, cuestionan al compañero de caza: Por qué a ellos no les funciona, ¿por qué han tenido mala caza a pesar de seguir sus recomendaciones? Él les menciona su falta de fe, o bien la presencia de espíritus malignos que interfieren.

Este pensamiento mágico es ineficaz debido a la falsedad de sus principios en los que se funda, es un pensamiento infantil, rudimentario Se puede apreciar que este pensamiento arcaico aún se encuentra presente en algunas mentes. ¿Alguien conoce a un ajedrecista que atribuyen a su fetiche, o a muñequitos que pone en la esquina de la mesa de juego, sus victorias?

El triunfo de la inteligencia y la cultura.

A esta forma de pensamiento mágico le siguió el empírico, base del pensamiento científico. Momento histórico en que el hombre modifica su entorno, es el asunto de personaje antiguo que observa que las semillas que tiro en el suelo han producido una mata y que el prodigio puede repetirse, se llegó al conocimiento derivado de la experiencia. Este suceso dio paso al sedentarismo y a las grandes civilizaciones. El pensamiento se tornó práctico, eficaz. Este avance en el pensamiento permitió una de las etapas más significativas en el desarrollo de la cultura, es el triunfo de la inteligencia sobre el primitivismo mágico.

Estos nuevos conocimientos como el saber sembrar, el forjar metales, etc. se trasmitió de generación a generación por medio de la tradición oral. Fue un almacenamiento de conocimientos sobre diferentes especies del saber y que se trasmitieron a través de la enseñanza. El ajedrez se remonta dentro de las leyendas a tiempos milenarios, algunos autores ubican su origen en los egipcios, los mas entre la cultura árabe, sé sabe más de este juego a partir de la edad antigua y de la edad media.

Los conocimientos al través del tiempo van separándose en grandes grupos o sistemas según el objeto al que se refieran, así nacen las ciencias. En los inicios del pensamiento científico se estreno un sistema de conocimiento ordenado, regido por determinas leyes que después recibió el nombre de lógica es la parte más sólida y útil de la filosofía, del saber. El hombre confió en la certeza de su pensamiento.

El ajedrez paso por esta etapa de pensamiento mágico recordemos a los “magos” del ajedrez que debido a su “encantamiento” lograban grandes hazañas enigmáticas. Steinitz fue un pensador profundo, un gran descubridor que se percata de que los triunfos no son fortuitos, que obedecen la colección de pequeñas ventajas.

Una forma última de conocimiento integral deriva directamente de la experiencia personal. Asentemos un ejemplo; El de un ordeñador de vacunos, que vive en un medio rural. Por más que imaginemos la situación e intentemos vivirla con intensidad en la mente, nunca tendremos el conocimiento real de la situación como seria el haber ordeñado a una vaca, de haberlo vivido, de haberlo experimentarlo.

Un libro, un buen documental sobre el método de ordeña nos podrá dar un conocimiento más profundo, nos indicara técnicas, precauciones, higiene, del peligro de la pisada de una vaca, etc. Esto debido a la naturaleza del libro ó del film simbólica y comunicativa. Pero en la práctica únicamente el estar ahí; el percibir el olor del establo, el oír el bramido del rumiante, el tocar sus ubres, el hacerlo varias veces nos indicará la suavidad o fuerza que se debe utilizar por parte de nuestros dedos para una efectiva ordeña.

El entrenamiento nos hace confirmar nuestro estar al tanto, aprendemos de la práctica diaria y se llega a ser un experto. Cualquiera puede entender en libros y en películas. Pongamos otro ejemplo, las guerras, el horror, de los bombardeos, el sonar de las sirenas, el hambre, la falta de víveres, del agua, los gemidos de dolor de los heridos, el olor a metralla y las hambrunas que generan estas beligerancias. Todo ello, nos lo podríamos imaginar. Pero nunca tendríamos el conocimiento de esta situación de la que tendríamos, si realmente hubiésemos estado ahí.

Es certísimo, no se necesita que todos estos sucesos nos tengan que ocurrir para poderlos comprender, pero en el caso del conocimiento ajedrecístico como en otros, deberemos experimentar en nosotros las sensaciones, los incipientes análisis, los avances en las percepciones. Nuestros aciertos por medio de los adiestramientos, mejoraran través de variadas técnicas pedagógicas, Se evoluciona dentro de un contexto de sabiduría y de intercambio de ideas. Los niños y jóvenes se adiestran, consiguen interés, conocimiento, respeto y responsabilidad. Los jóvenes ajedrecistas tienen que estar en los entrenamientos. Para después en casa seguir estudiando, averiguando.

Si el conocimiento es vivido, por el sujeto, esto lo enriquece, y obtiene conocimiento de las personas y del mundo a través de la práctica, de la experiencia fundamento mismo de la educación y si esta la analizamos y la referimos a marcos lógicos adecuados, entonces pasa a formar parte de nuestro pensamiento científico. Es el caso de muchas ciencias, el del ajedrez también.

Un orientador calificado reciba el nombre de maestro, profesor, preceptor o entrenador debe poseer humanidad, vocación y nociones para que el alumno reciba el beneficio de una enseñanza milenaria que sé trasmitió en sus orígenes de boca en boca, que se almaceno en la memoria colectiva por cientos de años, noción y que después se totaliza en los libros, para que no se extravíe. (En el caso del ajedrez en 1561 se publica Libro de la invención liberal y el arte del juego de axedrez por De Ruy López)

La frase “El ajedrecista se hace solo” es un salto atrás, es un grado de narcisismo no compatible con la cooperación social. El humano tiene que relacionarse a sí mismo, con otros para encontrar la forma de sustituir las raíces que en la naturaleza le concedió a los demás animales (instinto) La supervivencia emocional es la necesidad de estar relacionados con otros para defenderse, para jugar, para educarnos, para trasmitir conocimiento y obtener satisfactores.

Hoy podemos recurrir a los libros, a las ilustraciones, justo como lo maduraron los primitivos, junto a una fogata, en el interior de una caverna, enseñando a sus vástagos las pinturas rupestres de los animales que existían en su contorno (fuente de nutrimentos) y la forma de cazarlos. La Actual pedagogía es la continuación de esa inmemorial tradición oral que nos legaron nuestros antepasados. Dentro del ajedrez es; el recrear e investigar sobre un tablero de ajedrez las remotas proezas guerreras, protagonizadas por los pretéritos maestros mundiales y la de los novísimos maestros, supervisados por el consejo de un experimentado preceptor para después seguir indagando dentro de los libros en el calor del hogar. En un sorprendente viaje de retroalimentación.

Es indiscutible que todas las madres de los niños y adolescentes ajedrecistas, se complacen de que sus vástagos amen lo que tienen, pero no les impiden procurar lo que quieren, y lo que ambicionan. En resumidas cuentas, esto es: más amor, más conocimientos, más reconocimientos. Por ello son plenamente luminosos, es parte de su vivir



Dr. Gabriel Capó Vidal.


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