"El camino hacia la educación requiere de buenos profesores, maestros de ajedrez que a la vez sean genios de la enseñanza. Que introduzcan a sus alumnos de forma correcta con conferencias, con buenos libros, jugando con sus alumnos, asistiendo a sus encuentros deportivos, haciendo comentarios y anotaciones de sus puntos buenos y malos de las partidas, facilitando el pensamiento de sus alumnos, sin violentarlo. El mundo del ajedrez tiene la tarea de crear tales profesores. "
-Emmanuel Lasker-
Instituir el adelanto, sin disciplinas crueles y negreras.
Instituir el adelanto, sin disciplinas crueles y negreras.
El juego es una característica del hombre y de algunos animales. A través de él, se ha cristalizado la cultura humana. El juego es gozoso, sirve de descanso, el juego es una herramienta eficaz para la educación de los jóvenes.
El entrenamiento ajedrecístico, es un proceso pedagógico para el logro de un mejor rendimiento. Únicamente la preparación grata, coordinada con un instructor calificado en todos los aspectos, facilita el lograr un alto rendimiento. Es deseable que esta relación educativa, trascendental y eminentemente humanitaria Maestro-Discípulo inicie en un contexto por ambas partes de;: aprobación, cordialidad, sinceridad, confianza, simpatía y amistad y juego.
El entrenador debe descubrir las cualidades de su alumno, en su forma intuitiva de jugar, después proporcionarle los métodos claros, didácticos para afinarla y engrandecerla. Si, a un niño le llama el ajedrez, el entrenador tiene que respetar su carácter, su gusto, su estilo de jugar. De esto se desprenderá una tarea fructífera o condenada al fracaso. Si, poseemos un gusto por la música, no podremos tocar por imposición el violín; si lo que nos atrae es el sonido del piano.
La elección de un repertorio de aperturas es determinada por la intuición y la facultad inherente del niño de entenderlas. Que el niño o el joven juegue de acuerdo a su inclinación. El talento es individual: puede precisarse como la capacidad para acrecentar por medio del estudio una disposición la mayor de las veces innata, como pueden ser: Las matemáticas, la filosofía, las artes, la comunicación, etc. y estas facultades requieren de una instrucción especifica.
Sucintamente, en el caso del ajedrecista la preparación contribuirá a que el niñoo perciba: los esquemas básicos, la teoría de aperturas afines a su naturaleza, las ideas estratégicas de los sistemas por él adoptados, los planes, la estrategia, la táctica, los finales, etc.
En el ajedrez, se pueden alcanzar eficaces conductas de trabajo e instruirse del ensayo-error en el ámbito fascinante del juego. El análisis por parte de los juveniles con la guía adecuada, es un método fundamental de perfeccionamiento y del avance permanente. Admitir y esclarecer las equivocaciones es el cimiento de un incesante aprendizaje. Mientras más crece el grado de conocimientos de los infantes que participan año con año en las competiciones nacionales y mayor su experiencia, más considerable será la jerarquía de sus evaluaciones.
El entrenador precisa de reconocer la libertad del niño y su capacidad creativa, de aprobar su espontaneidad y su libre expresión en el proceso de aprendizaje, de respetar sus capacidades para que use su raciocinio y de afirmar su autoestima.
Con un afable mentor, con el estudio, con el ambiente adecuado, y con la comprensión de su propia forma de juego, los niños y jóvenes podrán erigir su progreso, sin disciplinas crueles y negreras.
El entrenador comprometido, con la disposición de oír y de aprender de su alumno significara un valioso aporte a la vida de este, El instructor asume la función y el compromiso humanitario de influenciar positivamente al otro por medio de la palabra, de la enseñanza. Al través del aprendizaje del ajedrez los niños descubren sus habilidades intelectuales, e incrementan su creatividad, aceleran el crecimiento de su coeficiente intelectual, no importando su sexo y nivel social, y trasladan el pensamiento ajedrecístico hacia otras áreas de estudio. Así el maestro-entrenador transciende y se válida en nuestra sociedad al dar cabal cumplimiento a su vocación.
Asi lo entiende Lasker: "El entrenador debe ser quien instruya a sus pupilos para que puedan pensar, y ejercer una critica justa, No debe enseñar simples formulas, ni generalidades, sino principios duraderos que crezcan y florezcan, que estén vivos. El alumno debe estar preparado para poner a prueba sus conceptos y evaluaciones una y otra vez".
Dr. Gabriel Capó Vidal.
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